Pesquisas

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Los días transcurrían sin ninguna variación, pronto en el calendario marqué el día doce de noviembre. Jimmy estuvo reservándose lo que leía para el día en que terminara; en la escuela dejaban mucha tarea como para mantenerme en casa todos días; Tom aparecía de vez en cuando; mis padres seguían igual de distantes a lo acostumbrado; Thomas, él a veces insistía en saber más al respecto de lo que le ocurrió el día de Halloween, igual que las personas intentando darle una explicación a los hechos enigmáticos ocurridos ese mismo día; todo persistía igual.

En la mañana mientras desayunaba papá y Thomas comenzaron a planear un día de padre e hijo para el sábado, fue algo incómodo, incluso continuaron así en todo el viaje de ida a la escuela.

En clase de literatura el profesor Lewis desviaba de vez en cuando sus ojos de dirección y los conducía discretamente hacia mí, toda la semana pasada había estado haciendo lo mismo, como esperando algo de mi parte, como aguardando. Muchas veces imaginé que quizás se refería acerca de los Ante Portam, en todo caso había sido amigo del abuelo y él sabía sobre los Ante Portam, suponer que él conocía acerca de eso me hacía caer en la tentación de querer ir a su casa y preguntarle.

Pasé toda la hora de receso sentada en las gradas observando un juego de béisbol desarrollándose en el terreno de juego, estaba sola porque Jimmy estaba teniendo un momento de privacidad con Cary mientras observaban, me sentía incomoda estar entre ellos dos de modo que me fui por mi cuenta. Pero no estuve en paz mucho tiempo, vi una entidad maligna manifestándose en la zona, usaba harapos rasgados y ensuciadas con una prolongada mancha de sangre en su pecho, un alma marginada, pues mostraba sus heridas de muerte, había evitado su destino igual a como Tom lo había hecho. Transbordaba ira en su gesto, sus puños apretados, el aura maligno que emanaba. Debía alejarme prontamente del lugar, antes de que notase.

Al final de clases me acerqué a mi casillero para guardar mis libros, entonces vi una nota que habían metido por entre una de las hendeduras de ventilación de mi casillero.

Terminé de leer todo. Esta tarde la biblioteca va estar sola, la señora Scott tiene que salir de viaje a Seattle y me dejo encargado de cerrar cuando termine de aparar unos libros, lo que significa que allí podremos hablar con tranquilidad.

Y luego, como si me fuera a costar reconocer de quien se tratase, dejo al final de la nota su nombre escrito.

Fui a casa para cambiarme de ropa y luego ir a la biblioteca, antes de ello me tomé unos minutos para esperar si Tom aparecía, pero no llegó a la hora que acostumbraba a venir, de modo que escribí en una hoja de papel el lugar en que estaría y la coloqué junto al garrón cilíndrico con la rosa roja. Ahora que había roto su lazo con el purgatorio perdió su habilidad para aparecer en el lugar en donde yo estuviese, ya que como Ante Portam, ante la puerta, solo existe comunicación entre mundos diferentes, no entre uno mismo.

Cuando llegué, la biblioteca estaba cerrada, de momento sentí temor de la presencia que existe en la bodega de libros y registros de la ciudad, pero si me mantenía lejos de ahí no ocurriría nada, manteniendo mi distancia haría una fortaleza inexpugnable, mi único modo de protección. Golpeé la puerta y por el cristal del gran ventanal que envolvía el lugar Jimmy movió la persiana para asomar su vista, seguidamente abrió la puerta. Se sentó en una de las mesas y sacó de su maleta una libreta continuó del libro de pasta negra y los manuscritos.

− Los manuscritos estaban incompletos − empezó.

− ¿Cómo que incompletos? − Pregunté con tono confundió.

− Al parecer arrancaron partes claves de ellos, y son como memorias que escribió tu abuelo. En solo una de las hojas explican acerca de los Ante Portam, la parte que tú ya leíste, lo demás son narraciones de lo que experimentó − contó.

Enigma 2 (Los Ante Portam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora