Tu pérdida |MLB|

Capítulo 12

Narra Adrien.

Ya lo había decidido. Vencería a Hawk Moth sin importar quién fuera, y salvaría a Ladybug. Este anillo me fue entregado por alguna razón, y quiero hacer que esa decisión valga la pena.

—¿Qué piensas hacer, Adrien?— me preguntó Nino, mientras yo alimentaba a Plagg —Es decir, ¿te irás contra el más grande enemigo de París sin pensarlo antes?

—Amigo, ya pensé demasiado. Tengo que actuar— respondí, sujetando el anillo entre mis manos —Ladybug... Marinette está en problemas y ante eso no tengo nada que pensar. Haya sido una ilusión o no, ya la perdí antes, no quiero volver a sentir esa sensación de dolor en mi pecho.

La verdad era que pasó una etapa en la que sentí que me estaba extinguiendo, por eso evitaría a toda costa revivir esos sentimientos.

Trayendo mi transformación de vuelta, tomé mi bastón para hallar la ubicación de Ladybug, ya que nuestras armas contaban con un sistema de GPS y podíamos saber dónde estaba el otro.

Aunque por primera vez, me pareció malo que la información fuera tan exacta, ya que las coordenadas indicaban un lugar que yo conocía muy bien.

—¿Mi casa?— le cuestioné al aire —¿Por qué en mi casa?

Y mi mente se llenó de ideas estúpidas, pero intenté sacarlas todas rápidamente. De seguro miré mal o el dispositivo se había equivocado... Pero, al mirar nuevamente, me di cuenta de que eso no era así... Al menos, era un lugar en el cual no me sería difícil encontrar algo.

Siendo seguido por Alya y Nino, guiándonos por las coordenadas que me entregaba mi bastón, terminamos en el salón de mi casa, frente a un cuadro de mi madre. Allí, una vez había encontrado un libro que hablaba sobre los héroes y los miraculous, por lo que mi cabeza iba procesando todo lentamente...

Pero lo que ese día no noté, era que detrás de esa caja fuerte aún se escondían más cosas. De repente, lo que todos los días vi como un simple cuadro, ahora se volvía un pasadizo secreto hacia la guarida de mi peor enemigo.

—¿Entrarán o no?— preguntó Alya, impacientada.

—S-Sí...— respondí apenas, dudando sobre cada paso que daba.

Avanzado entre ese misterioso ambiente, por fin divisé una pequeña luz. Mirando con la puerta entreabierta, alcanzaba a observar cientos de pequeñas mariposas blancas revoloteando de un lugar a otro. 

Al abrir la puerta unos centímetros más, el panorama se aclaró un poco. Ladybug, atada a una silla, estaba siendo vigilada por Hawk Moth, el cual se paseaba lentamente alrededor de ella, mirándola con una traviesa sonrisa en el rostro, lo que me hizo llenarme de furia.

Sin oír siquiera alguna indicación de Alya o Nino, salí del lugar en el que nos encontrábamos y corrí rápidamente en dirección a Hawk Moth. Él al percatarse de mi presencia, intentó dar un salto hacia atrás, pero mis movimientos fueron más veloces y terminé acorralándolo contra la pared, presionando mi bastón contra su pecho.

—Maldición...— oí como se quejó con una grave voz —¡André!

Asustado, miré hacia atrás, notando como los dos problemáticos akumas que iniciaron con esta compleja historia tomando a Alya y a Nino. Mis opciones estaban entre salvar a mis amigos o descubrir la identidad de Hawk Moth.

Creía que el espectáculo estaba dependiendo sólo de mí, pero la principal razón por la cual había terminado ahí, Ladybug, se había deshecho de las cuerdas y ahora sin siquiera anunciarlo corría en dirección a André y el otro hombre, por lo que ahora realmente debía preocuparme por el hombre que estaba frente a mí.

Presionando con más fuerza mi bastón, alcé un brazo y de un único movimiento retiré la máscara del portador del Miraculous de la mariposa.

Las peleas de ambos lados se detuvieron, oyéndose mi arma caer al suelo entre un silencio creado espontáneamente. Tras aquella máscara, encontré a un hombre cuyas facciones conocía mejor de lo que querría hacerlo y con el cual compartía un vínculo que de tan solo verlo, hizo que mi corazón se estrujara.

—¿P-Papá...?— pregunté con un hilo de voz, evadiendo las ganas de llorar.

—Espera, no puede que...— susurró él, tan impactado como yo —¿Adrien...?