Capítulo 13

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Narra Adrien.

Sin quererlo, sin desearlo, padre e hijo nos hallamos envueltos en lo que podía llamarse una batalla decisiva para toda la ciudad.

¿Pero cómo? Es decir, ¿nosotros tres siempre estuvimos tan cerca? Aunque a la vez, tan malditamente lejos, al punto de no poder reconocernos con un pequeño cambio. Y por culpa de eso, ahora ni siquiera me atrevía a hacer un mínimo movimiento.

—Adrien...— siguió diciendo Hawk Moth, o Gabriel, quién fuera —¿¡Qué mierda estás haciendo aquí!? Por fin, creí que iba a obtenerlos, ¡lo arruinas todo!

—¡TÚ lo arruinas todo!— respondí totalmente lleno de rabia e impotencia —Por primera vez creí que estaba haciendo algo bien..., por fin me sentía libre de ti y de tu dinero, pero aún así metiste tus manos en esto. Tal como lo hiciste con el piano, la esgrima... Y con mamá.

Bastaron unos segundos para ser yo el que estaba acorralado contra la pared. Las manos de mi padre apretaban mi cuello con una fuerza increíble, la cual creí que me mataría, haciéndome recurrir a una solución algo drástica.

—C-Cataclysm...— pronuncié como pude, ya casi perdiendo el conocimiento.

Aquél poder de la destrucción brotó en mi mano y, aunque estaba más que inseguro, mi mano comenzó a moverse en dirección al cuerpo de ése hombre que hoy casi ni reconocía.

Entonces, cuando me carcomía la incertidumbre sobre qué pasaría al utilizar mi poder en una persona, de repente me vi obligado a cerrar los ojos por culpa de un intenso brillo.

La yema de mis dedos tocaban un cuerpo, el cuál reconocí de inmediato al recobrar la vista. Gabriel Agreste, me estaba regalando una sonrisa que creía ya extinta con el paso de los años. Y la razón era totalmente desconocida. Más aún cuando en medio de su abdomen se formaba un enorme agujero que aumentaba su tamaño gradualmente mientras que su rostro se trizaba.

Me dignaba a creer que todo se trataba de una vil jugada del ilusionista en un intento de salvar a su superior, ya que el escenario era un campo de flores a la luz de un mediodía. Sí... Seguramente al pestañear volvería a la realidad.

Pero haciendo eso, solamente volví al escenario original, mientras que en mis oídos resonaba una grave voz pidiéndome perdón.

—Chat Noir— mi vista se dirigió hacia una Ladybug horrorizada, que se sujetaba la cabeza como no pudiendo creer algo —Tú, tu padre... ¿¡Qué hiciste!?

Era una pregunta que ni siquiera yo sabía responder. Estaba muy poco consciente de lo que acababa de suceder, puesto que en solo segundos estuve a punto de morir y luego, yo...

—¿Y Hawk Moth?— pregunté bastante desconcertado.

En vez de oírla hablar, vi su dedo índice apuntándome. El por qué de ello fue evidente un poco después. La parte de mi traje que debía cubrir mi brazo, ahora dejaba mi extremidad al descubierto, lo que indicaba que había utilizaba mi habilidad especial.

Y al darme cuenta sobre quién la usé, fui incapaz de soltar algo que no fueran lágrimas. Queriendo arrancarme el corazón no hice más que caer fuertemente sobre mis rodillas, apoyando mis manos manchadas con sangre en el suelo.

No tenía ni una mínima idea de donde se habían metido mis acompañantes para este fallido rescate. Nuestros villanos, probablemente, desaparecieron con el rastro de mi padre. Y a lo lejos, la mujer que amaba, me observaba con miedo y eso me dolía tanto como lo que acababa de hacer. 

Mi tarea como héroe fue un desastre y ahora estaba en lo bajo, como yo. Y allí mismo, en el suelo mojado por mis lágrimas, el miraculous que hasta hoy perteneció a mi progenitor me hacía cuestionarme el inicio de todo esto.  Tal vez, colocándomelo, sentiría los deseos que Hawk Moth tenía y dejó en él.

—Ya no importa si hago esto —dije tomando el objeto —Después de todo, ya me convertí en un monstruo.

Tu pérdida |MLB|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora