Cuarta.

5.5K 498 40
                                    

Decisiones que tomes serán respetadas, no importa quién te lo impida, es tu manera de creer y pensar las cosas.

- ¿Acaso el señor musculoso Styles está amarrado al hijo omega del dueño?-. Harry veía enojado a Richard, otro de los que entrenaban en el gimnasio y también su rival más odiado. El chico se creía el mejor simplemente por haber ganado su primer torneo, era de los más jóvenes y siempre tenia en mente que Styles no lograría nada, ni siquiera le llegaría a los talones a su difunto padre.

- Cierra la boca Edwards, no es tu asunto quien sea mi pareja-. Cerró su locker y tomó su mochila colgándola en su hombro, sintiendo los pasos de ese imbécil alfa a sus espaldas.

- Si querías quedarte con el gimnasio no necesitabas acostarte con Louis, todos en el sitio sabemos lo que sucedió la noche de tu pelea de clasificación-. Enojado, Harry lo empujó hacia la pared estampando su cabeza contra ésta.

- Yo no pienso quedarme con el gimnasio ni nada por el estilo, al señor Tomlinson le debo mi vida entera y la de mi padre a su familia, así que no te metas en mis asuntos-. El alfa temeroso asintió. Podía ser que Harry era menos musculoso que él, pero su alfa era capaz de destrozarle la cabeza a cualquiera que se cruzara en su camino, sin preguntar.

Harry salió del lugar con la gorra de la sudadera puesta, empezaba a hacer frío y no quería llegar a su casa enfermo, quería pasar la noche con su omega, acostados viendo alguna de esas películas cursis que a Louis tanto le gustaban. Louis, el chico se había vuelto más apegado a él después de haber compartido un celo con Harry, llevando por consecuencia que el señor Tomlinson le diera el permiso de ambos de vivir juntos y en verdad odiaba el simple hecho de que todos en el gimnasio conocieran ahora su historia con el omega, tan sólo el primer día que Louis había llegado oliendo al rizado los chismes y balbuceos empezaron a escucharse, haciendo a Harry enojar y explotar diciendo toda la verdad de los sucedido los últimos días. En verdad odiaba eso.

- ¿Louis? ¡Llegué!-. Gritó desde la puerta sintiendo el aire caliento y el aroma a comida de su hogar.

- ¡En la cocina, Hazz!-. Escuchó el grito del chico desde el lugar mencionado y se dirigió allí, recibiendo de vista a un Louis con una camiseta suya y moviendo sus caderas al ritmo de una canción-. Hola, amor.

- Hola, cariño-. El rizado lo tomó de la cintura y lo besó, recibiendo como premio un pequeño gemido provenir de los labios del omega-. Linda ropa.

- ¿Te gusta? Es de mi novio-. Le sonrió y siguió cocinando.

- Pues te vez hermoso en ella-. Abrazó su cintura recargando su cabeza en su hombro haciendo sonreír al omega.

A pesar de que Louis seguía viviendo bajo el techo de su padre, él se la pasaba la mayoría del tiempo con Harry y eso ni al rizado, ni al padre del omega les molestaba, por lo menos el aroma que desprendía Louis era el de Harry, logrando que muchos alfas que lo molestaban dejaran de acercarse a un omega que tenia alfa.

Muchos de sus amigos seguían preguntándose el por qué no marcaba al chico, y en sus palabras "No marcaré a Louis hasta que él me lo pida, ni tampoco lo obligaré a nada sin su permiso, es mi omega, no mi juguete" Algunos veían aquello como una tontería, es decir, tenia a un hermoso omega de ojos azules en su casa, el chico tenia un cuerpo de envidia ¿por qué no lo hacía? No era que no lo deseara, su alfa pedía morder al chico cada vez que se encontraban en la cama pero debía respetar las decisiones del omega, no sólo seguir las ordenes de ese lado animal en su interior.

Después de cenar decidieron salir al patio trasero y sentarse sobre el césped del lugar, Louis en el regazo de Harry y el rizado con su mano en su espalda, dando leves caricias.

- ¿En qué tanto piensas, Harry? Desde que llegaste a la casa estas más callado de lo normal-. AA veces Harry olvidaba la forma de ser del castaño, hablador y siempre preocupándose por él.

- Estoy bien, Lou, en el gimnasio volvieron a decir sus tonterías, no te preocupes-. Besó su cien y el ojizaul asintió no muy convencido recargando su cabeza en el pecho del alfa, quedando dormido a los pocos minutos.

El cielo se encontraba en su mayor punto de lucidez, las estrellas parecían querer alumbrar y la luna le daba una luz mágica a toda la ciudad, en silencio, decidió dejar de hacerle caso a los rumores que pasaban entre Louis y él, si ellos sabían qué era verdad y qué era mentira, ellos podrían vivir con ello, no necesitaban a personas rondando a su alrededor diciendo mentiras sobre ellos, podrían vivir felices sin importar el qué, sólo ellos dos y su felicidad.

Ya se había hecho más tarde de lo que Harry creía, así que con sumo cuidado levantó a Louis en brazos y lo llevó dentro hacia su habitación, lo dejó en la cama y salio de nuevo al patio, quería sentirse tranquilo y con la mente en blanco, no había creído encontrar a su omega pero lo hizo y no le quedaría de otra más que aceptarlo y amarlo por la vida entera que les quedaba.

- ¿Harry?-. No sabia cuando tiempo había pasado sentado ahí hasta que escuchó la suave voz del omega-. Son casi las once, Hazz, es hora de ir a la cama.

- Ya voy, Lou-. Le regaló una sonrisa y asintió. No planeaba pelear con Harry por el hecho de no tenerlo en la cama, pero amaba su aroma y su calor.

- No tardes-. Harry le vio subir las escaleras de forma lenta y perezosa, y sonrió, le encantaba ese chico desde el día que había conocido.

Se levantó de su lugar subió a su habitación, abrió las sabanas y se tapó, dándole calor al omega y viéndolo acurrucarse en su pecho.

- Duerme mi bello omega.

30 Reglas De Boxeo | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora