"Gran puntería" (Capítulo Único)

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Historia Peeta y Katniss

Sinopsis:

Katniss llevaba semanas que su marido no la tocaba y apenas conversaban, su marido estaba teniendo días duros en su trabajo.

Un día deja a sus hijas con su cuñada, para ir a sus clases de caza. Al hacerlo se topa con un hombre perdido entre el bosque, Peeta Mellark. Hombre que no pasará la oportunidad de llevar a esa mujer a sus sábanas. Pero ella, es una mujer casada y él...bueno, de él no se sabe mucho...hasta ahorita.

Gran Puntería.

-amor, ya me voy al trabajo-dijo mi marido mientras salía de la cocina. Beso en la cabeza a la pequeña Rue y Prim.

Nuestras hermosas hijas.

-que te valla bien hoy-le dije en tono alto mientras me acercaba a la mesa con un plato de majado de guineo para Prim.

No escuche ninguna respuesta por parte de mi marido, únicamente el ruido de la puerta cerrándose.

Llevábamos ya semanas así, quizás meses. Ya perdí hasta la cuenta.

Su trabajo últimamente le consumía más tiempo de lo normal. Se iba más temprano y llegaba bien tarde. Todo comenzó desde que ocurrió un incendio en su empresa, desde ahí, solo se la vive la empresa. Y lo peor de todo, justo cuando eso ocurrió tuvo que contratar personas que supervisen ciertos temas, entre los nuevos empleados estaban la ingeniera Delly y la subdirectora Magde. Tan hermosas y jóvenes. Sin compromiso. Las odiaba, peor aún que ahora que mi marido ni me presta atención. Un día fui a la empresa a dejarle unos papeles que se le habían quedado, ahí conocí a esas tipejas. Mi hombre, porque es mí hombre, mío, estaba conversando muy ajusto con Magde, casi le caigo encima a él, peor cuando vi a Delly. Y peor aún cuando nuestra vida sexual paso de movida e intensa a nula casi inexistente.

No hemos tenido sexo desde que ocurrió el incendio, a duras penas daba un ligero apretón en el muslo. Y de verdad que era ya hace muchas semanas atrás, nunca había estado tanto tiempo en sequía. Sobre todo cuando antes, se es muy activa. Aveces ni siquiera se despedía de mi en las mañanas, simplemente me levantaba y él ya no estaba. Pero lo que mas me dolían eran mis hijas.

Prim y Rue al principio se extrañaban que su papá no les de el beso de las buenas noches, conforme pasaban los días preguntaban por él y ahora, ya ni se acuerdan de sus besos a la hora de dormir. Mis pobres chiquitas, que ahora casi ni a su padre ven.

Mi esposa y yo nos conocimos en la Universidad, por amigos en común. Salíamos y disfrutábamos entre amistades, una noche en una fiesta me invitó a salir, yo acepté. Después de esa salida hubieron más, llegamos a ser novios y tres años después nos casamos, yo con apenas 26 años y él con 22 años.

Si, yo soy mayor que él por 4 años.

Cuando nos conocimos él tenía casi 19 y yo recién 23. La diferencia no era tan grande, pero en este caso si, ya que siempre tuvo él esa cara de niño que la gente al verlo le quitaba mínimo 2 años encima. Él apenas entraba a la Universidad cuando yo ya estaba por hacer mi tesis.

-mamá!-me demandó Prim-hambre, mami-

-lo siento mi vida, me distraje-

La acerqué más a mi con su asiento para darle de comer.

-tienes que comerte todo, Prim-le dije mientras le daba cucharaditas de poco a poco-esta rico, a tu ñaña le gustó, verdad Rue?-

One Shots de Peeta & KatnissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora