Capítulo 8 Acepto

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Subían las manos fingiendo una ola, y luego bajaban moviendo las caderas de lado a lado, Vegeta comenzó a hacer Beat box para darle un tono al baile, un muy mal rap, esto era algo que nunca pero nunca jamás en mi vida se saldrá de mi cabeza, y si lo hace no importa lo tengo todo grabado.

Luego de minutos de hacer bobadas los chicos se fueron no sin antes despedirse de nosotros a lo que nuestros chicos contestaron alegres que deberían repetirlo, mi estómago dolía de tanto reírme, burlarme y gritar que queríamos más. Esto era increíble, les sonreí a los chicos, estaban exhaustos de tanto bailar, mi amiga tomo aire todavía tratando de calmar la risa.

—Eso... fue... el mejor... baile... de la historia —asentí dándole la razón, eso fue hilarante.

—Nunca pensé que eso pasaría, y fue lo mejor.

—Somos unos increíbles bailarines —el ojinegro le dio la razón a Krilin, sus respiraciones eran agitadas, y sus frentes tenían una ligera capa de sudor, sí que hicieron ejercicio.

—Yo digo: Les toca a ustedes dos.

—¡No! —ahora Krilin le dio la razón a Vegeta, por ningún motivo lo hare, ni ahora ni nunca bailare frente a alguien.

—¡Vamos! Les dimos un gran espectáculo es su turno ahora.

—Fue su idea, no nuestra, además los pequeños hicieron todo el trabajo.

—Milk tiene razón —choque los cinco con la pelinegra, Krilin nos miró con una sonrisa traviesa también viendo a Vegeta, estábamos muy juntas en el árbol de pronto ambos chicos se levantaron.

Algo se traman, sus rostros eran idénticos, sus sonrisas exactamente igual de malévolas, en cosa de segundos se acercaron tomándonos por la cintura para cargarnos en sus hombros, oh, kami, ¡ayuda!

—Bájenme inmediatamente —tenía el trasero de Vegeta muy cerca de mi cara, eso no me preocupo.

Milk estaba quejándose de misma manera con Krilin, que siguió un camino hasta quien sabe dónde.

—Nop.

—¡Milk diles algo! —no podía responder porque me estaba mareando, solo veía la tierra y las marcas de los zapatos del ojinegro en el suelo—. Sí que tienes buen culo Krilin —mi cabello caía en cascada hacia abajo, no tuve otra más que afirmarme del cinturón de su pantalón.

—Claro, Briefs, tócame el trasero con confianza —la risa de los chicos resonó en mis oídos, la sangre dreno a mis mejillas, esto era extrañamente incómodo, patalee para que me soltara pero no lograba nada.

—Yo no estoy haciendo nada —me gire viendo la cabellera de mi amiga, su rostro estaba del mismo tono, probablemente sea porque ella si le estaba tocando el trasero al rapado.

Levante un poco la vista para ver como todas las personas se voltean a vernos curiosos, se me ocurrió la perfecta idea.

—Oh, claro que sí, descuida yo también tengo donde tocar aquí.

—No se te ocurra, Vegeta —su risa se unió a la de Krilin, malditos.

Una mujer nos miró entre sorprendida y enojada, más bien estaba fastidiada de que hiciéramos estas cosas.

—¡Bájame! Krilin dile que me baje —el chico negó divertido, pero se detuvo bajando a la pelinegra, o se cansó o es una buena persona.

¿Por qué a mí no me bajan? Escuche como mi amiga se reía de mí, es una traidora, definitivamente lo era.

—¿Por qué ella sí y yo no?

—Porque me canse de cargarla... ¡Ah! —Milk le había pegado en el brazo, pero eso no era suficiente, quería bajarme, llevábamos como diez minutos caminando y yo me estaba mareando.

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