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Familia de magos

El prado que rodea la casa de los Diggory parece un mejor lugar que estar dentro y más cuando los soleados días del verano han enverdecido todo, junto con los frutos de los árboles de temporada, a pesar de que era de madrugada y el sol no iluminab...

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El prado que rodea la casa de los Diggory parece un mejor lugar que estar dentro y más cuando los soleados días del verano han enverdecido todo, junto con los frutos de los árboles de temporada, a pesar de que era de madrugada y el sol no iluminaba nada a su alrededor. Pero para Summer esta no era una razón por la que se mantenía sentada frente a la laguna Hoch, sino que ya no soportaba estar ni un momento cerca de su padre, Amos Diggory, pues este no había parado de recriminarle, cada verano que ella regresaba del colegio, el por qué había sido elegida para estar en Slytherin.

"No es mi culpa estar en esa casa, es culpa del Sombrero Seleccionador", se repetía Summer una y otra vez pero sabía que eso no era del todo cierto. El Sombrero Seleccionador veía a través de la mente del que lo usara con tal de ser enviado a una de las cuatro casas del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería: Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw.

Summer, como todo mago y bruja, recibió a los 11 años su carta de aceptación a una de las mejores escuelas de magia que existían en el mundo. Su familia estaba orgullosa al saber la noticia. Sus padres presumían a todos que tendrían otro miembro de los Diggory en la casa Hufflepuff, como lo había sido por generaciones, y así habría dos Diggory en el Colegio juntos: su hermano Cedric era dos años mayor y era un mago bastante brillante.

Todo ese orgullo se desvaneció, al menos de parte de su padre, cuando Summer fue elegida como miembro de la casa Slytherin, una con muy mala reputación, en especial porque de esta había salido una infinidad de mortífagos que se unieron al Señor Tenebroso, Lord Voldemort. Este también perteneció a dicha casa.

Pero Summer era diferente a muchos de los magos de Slytherin. No tenía esa oscuridad en su alma que podría hacerla seguir a un mago tenebroso pero sí tenía esa inteligencia y astucia que hace completo a un líder. Eso ella no lo podía ver y menos cuando se reprochaba ella misma lo que su padre le reclamaba a cada oportunidad.

— Son las dos de la mañana y ya estás lista y afuera. Eso sí que me sorprende mucho.

Summer no volteó a ver a su hermano, hasta que se sentó a su lado, removiendo un poco la hierba cerca de su mano, sintiendo el rocío de la mañana cayendo entre sus dedos.

Cedric era un chico muy guapo. Alto, de cabello rubio, y piel blanca con toques rosados, compartía con su hermana el apellido Diggory y lo que ello conllevaba. Ellos se amaban, eran muy unidos y habían tanto compartido como combatidos momentos en que uno necesitaba al otro, como cuando Amos Diggory había declarado abiertamente que ya no quería a su hija por el hecho de estar en Slytherin. En ese momento, Cedric rompió cualquier comunicación con su padre y eso le destrozó el alma al señor Diggory, que sentía un profundo afecto por su primogénito.

La relación con su padre había "mejorado", dentro de lo que cabe, pero no volvió a ser la misma. Summer lo sabía y lo sentía a cada instante que se cruzaba en el camino de Amos y este a veces ni le dirigía la mirada; la esquivaba como a cualquier otro mueble que estuviere en la misma habitación.

DIGGORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora