Anillo perdido y un bubble tea

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Una nueva semana comenzaba junto al calor de aquel día de otoño  y el suave  viento  que de vez en cuando aparecía, refrescaba a los estudiantes que con pereza ingresaban por el enorme portón de la escuela.

A un costado de la enorme puerta, un tímido Minseok esperaba ver aparecer a JongDae entre los alumnos que poco a poco iban entrando en el recinto. Su mano dentro del bolsillo apretaba el pequeño anillo que días antes había encontrado en la caja de los gatitos. Desde el momento en que lo halló, pensó en devolverlo lo antes posible, no sabía el valor que este podía tener para JongDae pero algo dentro de sí, le hacía pensar que probablemente valía mucho.

No fue su intención volver a mirar a JongDae con admiración, Minseok realmente no lo tenía pensado, pero cuando le vio atravesar el portón con esa aura tan llamativa que le caracterizaba, caminando en su dirección, miles de sensaciones volvieron a crecer en su interior. Imágenes del día en el que se iba a confesar, miedo, nervios, molestia, dolor...amor, y  darse cuenta en ese momento de que aún seguía enamorado de JongDae, fue como un balde de agua fría sobre su entumecida piel.

Sólo logró reaccionar cuando lo tuvo a centímetros de distancia, observándole serio, con esa actitud de alerta, típica de JongDae.

Minseok tragó con dificultad buscando en donde enfocar los ojos- quizás el suelo era una buena opción-. Escuchó un carraspeo proveniente de su acompañante que le hizo alzar el rostro para mirarle. 

Y ahí estaba cayendo nuevamente por JongDae.

El chico rascó su nuca nervioso e incómodo, pensando en que decirle.

—H-Hola—dijo al fin.

Las mejillas de Minseok adquirieron color de tan sólo oírle saludar. Se apresuró en responder de igual forma agregando una pequeña reverencia para luego volver a quedar en silencio.

—Yo...

— ¡JongDae-ssi! —interrumpió Minseok, sorprendiéndole.

—Ummm...—carraspeó éste una vez más— de acuerdo, habla, te escucho.

En realidad, JongDae no sabía con claridad lo que estaba haciendo en aquel lugar junto a Minseok. Sus pies avanzaron solos hasta quedar frente al chico mientras su garganta se atoraba con ansias de saludarle y entablar una conversación.

—El viernes...—tragó Minseok— el viernes, yo...he encontrado esto— susurró, sacando de su bolsillo el anillo que con tanto cuidado mantuvo hasta ese momento.

JongDae abrió los ojos al ver el anillo que le había regalado su abuelo en las manos de Minseok, jamás hubiera imaginado que volvería a verlo, ya lo había dado por perdido.

—T-tú... ¿C-cómo? ¿Dónde? —intentó preguntar entre balbuceos recibiendo el pequeño objeto para volver a ponerlo en su dedo como de costumbre.

—Lo he hallado...entre las mantas de los gatitos—aclaró Minseok. Miró la expresión de sorpresa en el rostro de JongDae confirmando su hipótesis—u-usted, usted fue a cuidarlos ese día ¿verdad?

—Yo...

—La caja estaba limpia y adentro habían juguetes que yo no he comprado, ha sido usted ¿no es así? —insistió, dando un paso hacia delante.

Los ojos de JongDae se posaron en los suyos, nerviosos. El chico parecía no saber que decir ni cómo reaccionar. Minseok le observó atentamente volviendo a tomar distancia. Una sonrisa tímida apareció en su rostro antes de que volviera a hablar.

—Gracias—musitó, con las mejillas enrojecidas y la sonrisa aun en sus labios—JongDae-ssi ha sido realmente amable y de alguna forma, me tranquiliza que fuera usted y no un desconocido quien cuidara de ellos. JongDae-ssi, ha caído ante sus encantos ¿verdad? —dijo entusiasta viendo el rostro aun sorprendido del otro.

Quiéreme tal como soy (CHENMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora