CAPÍTULO SIETE
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«• NOTAS •»
Solo cuatro días habían pasado desde que había descubierto sus sentimientos, desde que había averiguado que estaba enamorado de Hera, y no había sido capaz de pegar ojo ninguna de las noches. Entre que no era capaz de arreglar el maldito Armario Evanescente y no podía sacarse a la pelirroja ni un segundo de la cabeza, se estaba empezando a desesperar.
Theodore había empezado a notar la perturbación que reinaba en el interior de su amigo, pero no había dicho nada. Igual que había notado que el rubio por fin había reconocido sus sentimientos hacia la pelirroja, aunque ahora parecía estar luchando por no volverse loco y mantener las distancias con ella. Sin embargo, no parecía tener mucho éxito, porque cada vez lo veía intercambiar más palabras con ella, aunque solía ser Hera la que empezaba casi siempre la conversación. Draco pensaba ante esto que ella solo quería acercarse para agradecerle que la había salvado, pero en realidad ella solo estaba usando eso como excusa para poder tenerlo cerca.
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Esa tarde los pasos del rubio se dirigían al cuarto piso del castillo. Una parte de su conciencia le decía que detuviese sus pasos y regresase a las mazmorras, pero no era capaz. Después de haber oído a Lunática decirle a un compañero de su casa —que si no recordaba mal era alguien retirado del equipo de Quidditch de Ravenclaw— que Hera estaba en la biblioteca, había cambiado de rumbo para ir hasta el lugar mencionado. Quería verla, aunque solo fuese desde lejos. Ese día no habían tenido clases juntos y apenas habían coincidido en la comida, pues ella había llegado cuando él estaba a punto de irse.
Se repetía a sí mismo que debía mantener la distancia. Sin embargo, había eliminado esa decisión al segundo día después de averiguar lo que sentía. Quería poder estar cerca de ella e intercambiar algunas palabras cuando se encontrasen, aunque no pudiese cruzar la línea a partir de ahí. No mantendría la distancia, pero sí controlaría el no dejarse llevar. El reprimir sus más puros sentimientos y deseos, para no dejar que ella los notase. Si llegaba a dejarse llevar por ellos, aunque fuese un instante, sabía que se condenaría. Porque no podía tenerla. Porque ella no le correspondería. Porque ella nunca sería suya.
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Rojiza melena ➳ Draco Malfoy
FanfictionHace 9 años un joven Draco Malfoy visitó San Mungo, donde se encontró, por azares del destino, a una paciente de su misma edad. Unos niños se burlaban de ella sin misericordia y sin saber por qué, acudió a su rescate, la defendió. Cuando los niños h...