Hijo por hijo

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Bajo relámpagos y truenos Arrax aterrizó en el patio de Bastión de tormentas. El joven príncipe desmontó bajo la atenta mirada de decenas de soldados Baratheon que lo miraban con desagrado, Lucerys hizo caso omiso de sus miradas y se dirigió a la sala del señor mientras que el intranquilo Arrax se mantenía alerta.

Las puertas se abrieron permitiendo a Lucerys ver al señor de Bastión de tormentas sentado malhumorado en su trono, apretó el paso hasta estar a escasos metros del señor  de la tormenta. Entonces al príncipe de Rocadragón se le heló la sangre al deslumbrar a su tío Aemond, hermano de el rey Aegon reunido con lord Baratheon.

Lucerys y Aemond se enzarzaros en una violenta discusión hasta que lord Baratheon golpeó con su puño el trono pidiendo a ambos príncipes silencio y exigiendo al príncipe Lucerys que expusiese las condiciones de su madre, y así comenzó a hablar furioso el príncipe de los negros y cuando expuso los términos de su madre lord Baratheon se levantó furioso del trono de la tormenta.

-Vete cachorro y dile a la perra de tu madre que el señor de Bastión de tormentas no es un perro que llame a voluntad- Habló furioso lord Baratheon.

El príncipe Lucerys se llevó la mano al látigo en su cinturón.

-Nos las pagareis lord Baratheon, lo juro por la sangre del dragón de mis venas- Gritó furioso Lucerys antes de salir corriendo de la sala no sin antes echar una mirada a su sonriente tío, no le hacía falta preguntarse por qué sonreía, lo conocía y sabia por que era.

Lucerys montó con premura en su dragón y levantó el vuelo. La tormenta hacía difícil el vuelo para Arrax pero aún así el dragón se mantenía en el aire protegiendo a su jinete. Entonces un potente rugido surgió del suelo, tan ensordecedor que estremeció los cimientos del ya distante Bastión de Tormentas, el príncipe volvió la mirada a sus espaldas y entre las nubes vio pavoroso al gran Vhagar el gran dragón que quedaba a la familia Targaryen montado en su momento por la gran Visenya y ahora por Aemond.

Arrax aumentó la velocidad pero el pequeño dragón no se pudo librar de Vhagar quién tenía cinco veces su tamaño. El gran dragón entre estallidos de fuego y rugidos se alzó sobre Arrax mordiéndole en cuello he incapacitando a su pariente quién entre chillidos de dolor intentaba zafarse de Vhagar, pero el gran dragón presionó sus grandes mandíbulas partiendo el cuello a Arrax quién junto al joven Lucerys calló bajo las mareas.

La noticia llegó a Rocadragón y la reina Rhaenyra gritaba, el dolor la había trastornado, Rhaenys y Baela la sujetaban por la espalda para tratar de calmarla, pero la reina seguía gritando y arrancándose la piel a tiras con sus uñas y así la bella Rhaenyra calló en la oscuridad hasta que un cuervo de su marido Daemon llegó desde Harrenhal. Rhaenyra estaba tirada en su trono de piedra con el pergamino del cuervo delante de sí, le echó una ojeada.

                                               Nuestro hijo será vengado

Rumores fueron esparcidos por los barrios bajos de Desembarco del rey, el rumor de que una reina buscaba sangre y así dos hombres fueron elegidos, Sangre, un antiguo "capa dorada" defensor de la ciudad y Queso un antiguo cazador de ratas que conocía todo pasadizo y recoveco de la fortaleza roja y al amparo de la noche los dos hombres comenzaron a ejecutar la negra misión para la que fueron elegidos.

Se colaron en la fortaleza roja e irrumpieron en los aposentos donde estaban la reina Helaena y todos sus hijos a punto de ir a dormir. 

Los dos asesinos agarraron con brusquedad a los hijos de la reina, el mayor Jaehaerys y el menor, el pequeño Maelor.

La impotente reina miraba llorando e histérica la escena mientras presionaba a su hija contra su pecho.

-¿Dime perra, a que hijo no quieres ver nunca más?- Preguntó Sangre mientras sacaba un puñal.

-¡Matarme a mi, matarme a mi y dejad a mis pequeños!- Gritó Helaena completamente loca.

-No-Respondió Queso-La deuda debe ser saldada, hijo por hijo.

Entonces Helaena gritó aún más fuerte tratando de que llegase la guardia o que su dragón viniese pero ninguno apareció, entonces los segundos se congelaron para la reina mientras levantaba su mano y señalaba a su hijo menor, "El" musitó la reina pensando que Maelor eran demasiado pequeño para entender o quizá por que el mayor era el heredero de su esposo.

-Escuchaste eso hombrecito, tu mamá quiere que mueras- Susurró Queso a los odios del pequeño Maelor mientras acercaba una daga a su cuello.

Pero entonces Sangre aplastó con sus manos la cabeza de Jaehaerys provocando que la reina gritara tan alto que la podrían oír al otro lado del mar, los asesinos soltaron a Maelor y se esfumaron. La joven princesa agarró con fuerza a su hermano menor mientras que su madre abrazaba con toda su fuerza el destrozado cadáver de su hijo gritando y llorando.

Lucerys y Jaehaerys, la sangre de sus hijos provocó que que un conflicto de sucesión tornara a una guerra de aniquilación, la época de las palabras había acabado para dar comienzo a la guerra de fuego y sangre. 

 Aegon o Rhaenyra podían seguir vivos al final, pero no ambos.

Danza de DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora