; Últimas Palabras - Capitulo 3

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La tumba de Lucy permanecía en lo más alto del campo. Había largas escaleras para llegar a su tumba, y un gran y maduro árbol a su lado. Una muralla de piedra permanecía a un costado del árbol. Lucy tenía un gran espacio, un extravagante espacio para una persona muerta.

Los padres de Lucy se negaban a poner a su amada hija en un cementerio común, así que compraron ese lugar para la familia Heartfilia.

La familia Heartfilia desde ancestros mantenía una fortuna de trillones, haciéndola la familia más rica y poderosa de la ciudad igualando el dinero del estado.

Pero el dinero de Lucy... eso jamás fue importante para ella, ni para ninguno de nosotros, ya que nosotros jamás conocimos a la verdadera Lucy Heartfilia, la heredera de la fortuna Heartfilia. Ella solo había sido una chica normal en la primaria.

- ¿Lo sigues conservando, Natsu? –me pregunto curiosa Erza. – A ti también te di uno, ¿no es así? Mira, aquí tengo el mío. – Erza mostros un oso azul brillante algo malgastado, el cual colgaba en su celular de manera llamativa.

- Si, lo sigo teniendo. – saque las llaves de mi auto mostrando al feo oso rojo colgando.

- ¡Que dulce que sigas conservándolo! – menciono Mirajane con emoción.

- ¡No soy el único, Erza también! – sentí mis mejillas arder.

- Oh, no seas penoso, Natsu – menciono Levy divertida –Yo también conservo el mío, mira.

Levy saco un oso blanco de su bolso. Recordaba que siempre lo mantenía dentro de la mochila, mientras todos lo conservábamos a la vista de todos.

- ¿Por qué esconderlo? –pregunto Gray mientras mostraba su oso negro.

- Yo también traje el mío, por aquí debe estar – soltó Juvia mientras mostraba la correa de su mochila. Efectivamente, un oso color celeste estaba colgando en su mochila.

- ¿En la mochila? ¿Eso no es de niños de kínder, Juvia? – se burló Gajeel.

- Cállate, estúpido Gajeel. –Juvia torció los labios con enfado.

- Tu hermana es genial, Gajeel – se burló Jellal mientras le daba un golpe en las costillas con su codo. Reí al ver el rostro de Erza, quien estaba sentada a un lado de Gray.

- No fue lo que quise decir... - rio con nerviosismo.

- ¿Ahora quién es el genial? –soltó Gajeel.

Todos reiremos como la mayor parte del día, sobre cosas estúpidas, y comentarios estúpidos. Pero, fue entonces que me di cuenta, que aun que estuviéramos aquí, no lo estábamos.

Gajeel fue el primero en sacar la primera bebida de la gran hielera que –los hombres- habíamos cargado por todas las escaleras. Mientras las chicas cargaban las mantas y las almohadas más la gran casa de acampar que compramos entre todos.

Al final, solo la usaríamos una noche.

A mis diecinueve años de edad, jamás pensé claramente en lo que había sucedido ocho añas atrás.

El camino a la comisaria a dar mi testimonio y sentarme en las duras y frías sillas tras que me dieran la noticia que mi mejor amiga se había suicidado. Eran palabras que ya sabía, pero que no quería aceptar. Pensaba constantemente en como pude haber corrido a sujetarla lo suficientemente fuerte para que no cayera de aquel barranco; y como pude haber gritado su nombre para que notara mi presencia.

También, pude haberla hecho cambiar de opinión. Ese pensamiento cruzo por tres años de mi vida, hasta que caí en cuenta que posiblemente jamás pude hacer nada por ella.

Sin poder evitarlo, en ningún momento deje de pensar en las millones de oportunidades que había tenido de salvar a mi mejor amiga.

Ese día, después de tantos que siguieron, se me dificulto ver a las personas a mí alrededor.

Intente varias veces superarlo, y pedir perdón. Pero nada de eso ayudaba, el dolor que sentía y el recuerdo vivo que jamás me dejo, seguía presente gravado con tinta permanente.

- Natsu... Natsu...

- ¡Hey, pedazo de idiota! – una almohada golpeo mi cara y caí hacia atrás.

- ¿Acaso quieres pelear conmigo, animal feo? – solté mal humorado.

- ¿Animal feo? – soltó una risa Lisanna - ¿Qué clase de insulto fue ese?

- Fue lo primero que se me ocurrió, deja de reírte – mencione tomando una cerveza de la hielera que estaba frente a mí.

- ¿Vas a tomar? – pregunto Gray mirándome extrañado.

- Pensé que me conocías como a la palma de tu mano – solté sin emoción.

- Que frio, Natsu. – respondió. – Y creía que yo era duro. Pero por nada eres popular en la universidad.

- ¿Natsu es popular en la universidad? – pregunto Mirajane sorprendida.

- Lo es, pero nunca ha salido con nadie. – soltó Gajeel decepcionado – A veces pienso que lo hemos perdido para siempre.

- No hables de esa forma aquí – torcí los labios molesto.

- Aun no puedo creerlo, Natsu, ¿en verdad eres popular? – su rostro sorprendido cambio a uno con una sonrisa siniestra. – Cuéntame tu secreto.

- ¡No tengo ningún secreto! – grite molesto, mientras torcía los labios.

- Su secreto es... - todos se acercaron a Gray a escuchar el supuesto secreto, el cual ni yo mismo sabia - ¡El rechazo! - ¿Ah?

- ¡Eso mismo! – Gajeel se cruzó de brazos y soltó aire orgulloso de dar en el blanco – Natsu rechaza a tantas, que lo hace irresistible.

- Todo comenzó al inicio de la universidad... - comenzó Gray.

Me di la vuelta tomando una de las almohadas que estaban cerca estampándola en su rostro.

- Es suficiente con eso – mencione molesto.

- Vamos, Natsu, todos queremos saber cómo el 'no-me-interesan-las-mujeres' consiguió ser tan popular – Mirajane se acercó con una sonrisa malévola a mí.

- Aun que me mires asi, Mira. – me hice el fuerte. Y es que Mirajane daba miedo cuando se lo proponía.

- ¡Wah! ¡Lo sabía! – menciono Levy alzando la voz – Aun sigues enamorado de Lucy, ¿no es así, Natsu?

Un largo silencio se hizo presente en el lugar, y sentí una presión en mis hombros. Abrí mi boca para contestar, pero en su lugar, sentí un largo frio recorrer mi cuerpo.

Si, estuve enamorado de ella.

Pero, ese era mi secreto más preciado.

- Levy, no digas estupideces.

Lo siento, Lucy. Por mentir frente a ti. El frio desapareció para que una sensación cálida anunciara su llegada.

Lo siento, Lucy.

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Últimas Palabras; Natsu DragneelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora