Muchas veces he pensando en todo lo que llego a suceder.
Para un niño de doce años, ver la repentina muerte de la persona que más quería, fue traumático. En realidad no podía pensar mucho en las cosas.
Lucy, ella sufría constantemente, para una niña de doce años, darse cuenta que la vida era menos de lo que pensaba, era doloroso.
— ¿Estas bien? – preguntó Erza, al bajar las escaleras a la mañana siguiente.
— Si, estoy bien – conteste. Aunque en verdad sentía algo de alivio.
— Todo este tiempo lo he sabido – respondió — pero nunca me anime a hablar contigo sobre cómo te sentías.
Sosteniendo las colchas entre sus manos, y la hilera entre las mías, vi como su largo cabello se movía como las hojas de otoño: — Perdóname por nunca darte el apoyo que merecías, – se lamentó — y no haber estado para ti estos ocho años.
— No, – respondí — fui yo quien comenzó a cerrarse.
Casi todas las noches pensaba "¿que habría pasado si...?" Pero tenía mi respuesta, hubiera sido asombroso. Podía vivir con eso. Al ver todo tan claro como el agua, si era Dios, o si fue por el cosmos o el destino, probablemente era eso; la angustia, el dolor, y la pena de perder a alguien importante estaba desapareciendo.
Parando en uno de los escalones, mire hacia atrás encontrándome con el inicio de aquel cementerio. Bajando la hielera vi a Erza detenerse, subiendo con rapidez, por primera vez sentí emoción de regresar.
Llegando frente a la lápida blanca, con su nombre tallado en negro, "aquí residen las estrellas que algún día brillaron", me deje caer en el suelo. Nunca me había atrevido a leer el texto, miles de emociones explotaron dentro de mi y contuve el aire.
La realidad es que, ese día de otoño, por primera vez sabía que decir.
— Yo también te quise – murmuré, con algo de pena — antes, ahora y siempre – tomando una bocanada de aire, las emociones salieron a brote — pero es hora de decirte adiós. Aún que esto duela – apretando mis labios con fuerza, las lágrimas comenzaron a caer sin piedad — viviré la vida que tú hubieras deseado darme, así que, por favor, perdóname por no salvarte ese día en el caíste – mirando una vez más la descripción de su lápida, me limpie las lágrimas — ahora, cada que vea las estrellas pensaré en ti. Todo el tiempo que pase contigo fue maravilloso, pero es hora de que lo deje atrás y deba seguir adelante.
— Tal vez esta sea la última vez que te vea – confesé — puede que ya no regrese. Pero debo confesarte que, incluso si no te visito siempre estarás en mi corazón – mirando hacia abajo, junte mis manos — este es el adiós, Lucy.
Levantándome del suelo, sentí una brisa cálida recorrer mi cuerpo, y sin dar vuelta atrás, regrese a las escaleras donde todos me esperaban. Todos estaban riendo mientras soportaban el peso de las cosas que habíamos utilizado esa noche.
— Entonces – llegue junto a ellos — ¿cuando es la boda?
— ¿Que boda? – preguntó Juvia.
— Oh, vamos, – me hice el ofendido — deja de ocultar el anillo, Juvia.
— ¿Anillo? ¿Que? – Levy, quien era la más cercana, se emocionó — ¿¡Te vas a casar!?
Al gritar aquello, los demás voltearon a ver a la chica de cabello celeste.
— La verdad es que... – comentó apenada — si, Gray me lo propuso hace un mes – confesó.
— ¡Gray! ¡Que atrevido!
— Ara, quien diría que darías ese paso.
— La verdad es que lo supe incluso antes de que lo propusieras – confesé. — te vi entrar a una joyería como si fueras un maleante.
— Debías joderla, ¿verdad, Natsu? – Gray lo miró amenazador y sin pena alguna lo persiguió escaleras abajo.
Debí admitir algo, y era que esta última vez para todos había sido increíble.
Si podía darme el lujo de pedir algo sería: que este día fuera eterno.
*
La verdad es que lo hice con toda la intension de terminarla de ya porque el pasado quedó muy meh.
Creo que quise dar un mensaje de duelo, a veces contener todas esas emociones dentro de ti duele de manera inimaginable, y las personas sufren constantemente esta perdida.
Si alguna tiene una situación difícil, que no han podido superar, sea cual sea, no tengan miedo de expresarlas, es sano dejar que las emociones salgan y disfrutarlas, para eso existen.
Piensen dos veces las cosas antes de hacerlas, no solo eres tú, son miles y miles que están a tu alrededor.
y.
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Últimas Palabras; Natsu Dragneel
FanfictionOprimí el botón de reproducir y su voz angelical estallo en nuestros oídos. - Mi nombre es Lucy Heartfilia, y estas son mis últimas palabras para todos ustedes. Lo lamento. ≫ Lucy Heartfilia se suicido hace ocho años. Tras dejar a todos sus amigos c...