80 días con él

Capítulo 6: Can somebody hear me?

Así, ten cuidado de no quemarte... ¡Auch!

-Lo siento, jamás había hecho esto.

Después de cinco minutos me observé al espejo, asombrada de ver el milagro de la plancha en mi cabello.

-Está...liso, sin freeze.

Ponte las cosas de chicas.

Tomé la bolsa mac y saqué la máscara para pestañas y el gloss. Ayer había sido un día muy productivo. Decidí ir al centro comercial por un helado y Daniel me convenció de entrar a una tienda de maquillaje. Cuando intenté sacarme de encima a la señorita asesora de maquillaje, el estúpido de mi fantasma se encaprichó a que comprara por lo menos lo básico.

Y cabe decir que esta jodida marca no es precisamente barata en Sacramento.

-¿Seguro que no eres tú el gay?

Jódete.

Reí.

-Listo.

Observé mi reflejo; la máscara de pestañas iluminaba mi mirada y el gloss realzaba mis pómulos.

No esta mal.

-Mierda.

¿Qué?

-Creo que debí lavarme primero los dientes.

¿Y por qué no lo hiciste?

-¡Tú eres el asesor en esto!

No me culpes, lo que sé es gracias a las infinitas horas que pasa mi hermana en el baño.

-¿Espías a tu hermana para aprender cómo se arregla?

Muy graciosa. La observo porque siempre que me estoy meando encima ella no sale del puto baño. Las mujeres son mi pasión pero pueden ser un grano en el culo.

-Que romántico.

Ironicé. Acomodé mi cabello detrás de mi espalda, emocionada por tenerlo tan manejable y sedoso, y me dirigí a mi closet.

¡Usa esa blusa!

-No es una blusa, es un brasiere deportivo.

Apática

-Pervertido.

Santurrona

-Fantasma de mierda.

Auch. No soy un fantasma, soy un alma con un cuerpo en coma.

-¿Annie?

La puerta se abrió mostrando el rubio cabello de mi madre.

-¿Mamá?

Aferré la toalla que envolvía mi cuerpo y corrí a abrazarla.

-Creí que estabas en Los Ángeles.

-Las negociaciones con la corporación terminaron. Ayer firmaron el contrato.