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—Ayer vi las heridas de tu cuerpo —la mente de Seungkwan recordó rápidamente lo que había pasado en la habitación durante la noche. No supo que responder ante aquello—. Sé que las ocultas por alguna razón, y me gustaría saberlo... Pero no tengo porqué obligarte a ello. Solo quiero que sepas que puedes confiar en mí.

"Confiar en mí" ¿cuántas veces había escuchado esa frase? La experiencia durante la vida de Seungkwan le había enseñado que aquello no era cierto. La confianza que depositaba en una persona se iba al traste cuando ésta la traicionaba o lo dejaba de lado pasado un tiempo. "Todo es mentira" es lo que siempre acababa pensando. Es por ello que decidió no confiar en nadie, jamás.

Es lo que pensaba hasta ese momento, pero por alguna razón sintió la sinceridad en aquellas tres palabras, aquél tono de voz, la forma de decirlo y sobre todo la persona que lo decía. Desde cuándo aquella persona, que solo veía pasar por la calle, se había vuelto bastante importante en su vida.
Quizá si le contaba aquello huiría y lo odiaría por ser de esa manera. Aún así estaba dispuesto a correr el riesgo.

—Cuando crees que todo es de color rosa, la vida te enseña que no es así. Todo eso no son más que invenciones de la sociedad —Vernon empezó a escuchar atentamente sus palabras—. Cuando la gente ve a un niño piensa "Oh! Es muy adorable. Qué suerte ser pequeño aún". Pues en mi caso no tuve esa suerte. Desde que cumplí los nueve años sufrí abusos por parte de mi tío, siempre que me cuidaba ocurría lo mismo. Por mucho que intentara advertir a mis padres no me hacían caso, estaban demasiado ocupados con su trabajo.
Hace poco más de año y medio, cuando mis padres llegaron de un viaje, nos encontraron en la cama, obviamente no se lo tomaron bien y echaron a mi tío de casa, pero la peor parte fue cuando nos quedamos a solas. Mi padre empezó a pegarme, y nunca entenderé el por. Su odio hacia mí fue creciendo, y cuando lo echaron del trabajo me culpó de ello hasta caer en el alcohol... Cada vez que bebía y llegaba a casa ocurría lo mismo. Intenté huir en una ocasión, lo único que conseguí con eso fue que las palizas pasaran a ser diarias. La situación en el colegio no ayudaba en absoluto, todos se metían conmigo y decían que estaba gordo, no tenía a nadie en quien apoyarme.
Cuando me mudé a esta casa, fue porque mis padres me echaron, no querían verme, dejaron de considerarme su hijo desde aquel día. Creí haber huido de aquel infierno, hasta la semana pasada, cuando volví a encontrarme con mi padre en el hospital... Ya puedes imaginarte lo que pasó.
Decidí no volver a confiar en nadie. Pero... ¿por qué no es lo mismo contigo? Siento que todo es diferente. Nadie había sido tan amable conmigo sin conocerme...pero tú... ¿por qué lo haces? —sus palabras empezaron a quebrarse a causa de las lagrimas que empezaba a derramar.

(Completa) Honey [verkwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora