Epílogo.

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KyungSoo sacaba con sus dedos el césped que estaba bajo de él y con cuidado los lanzaba divertido hacia las piernas de ella.

— ¿Cuándo piensas crecer? — Le preguntó ______, lanzándole el mismo césped que le habían lanzado. Y después el era el infantil. — ¡Tienes 26!

— ¿Ah y tú sí puedes? Igual representó menos. — Decía mientras saca su lengua burlándose. — Estoy cansado. — Se quejó mientras estiraba sus brazos y daba paso a acomodarse en las piernas de la pelicafé.

— ¿Estás cómodo? — Preguntó sarcástica con una risueña sonrisa. — ¡KyungSoo!

— Contigo siempre. — Decía mientras miraba hacia el cielo para así encontrarse con sus ojos. — Tantos años y te sigues ruborizando conmigo.

— Claro que no. — Se defendió ella mirando hacia el otro lado con el ceño fruncido.

— Claro que sí, tonta. — KyungSoo puso su mano en el césped para darse apoyo y poder levantar su cuerpo. — Tonta, tonta. — Repitió por tercera vez con una risa calmada y por sobretodo. — Te amo.

— Yo también te amo, tonto. — Le dijo ______ mientras posaba sus labios sobre los de él.

— No más que yo. — Decía el moreno, separándose completamente de sus labios para luego dar un corto y fugaz beso. — Venimos al mismo lugar desde que empezamos a salir.

— ¿Salir? Tu y yo jamás salimos.

— Ah, Mili. No empieces. — Rió KyungSoo. — Ir a tu casa varios días a la semana, besarnos, tomarnos de la mano y hacer el amor toda la noche como locos, es salir.

— ¡Do!

— ¿O acaso es mentira? — Coqueteó el divertido. — ¿O acaso no te gustaba... O gusta?

— Ya, Do. — Reclamó ella tímidamente.

— Admítelo.

— ¿Todavía te sube el ego que te lo diga?

— Jamás me ha subido el ego, pero me encanta cuando me lo dices. — Murmuró cerca de sus labios.

Ella se inclinó un poco más a él y con ambas manos, atrajo su rostro hacia ella. Necesitaba besarlo. KyungSoo pasó sus manos suavemente con su cintura, la cual se encontraba un poco doblada por la postura corporal en la que estaban.

— Me encanta que hagas eso.

— Y a mí que lo recibas. — Rió ella muy cerca de él.

Un viento helado recorría sus cuerpos haciéndolos estremecer. El cielo tenía un color bastante peculiar y difícil de describir, una mezcla de colores; rosa, naranjo, morado. Sin duda un atardecer precioso.

KyungSoo acomodaba su chaqueta de mezclilla para luego así quitar de sus piernas, todo el césped que había caído encima de él. _______ suponía por sus actos que ya era hora de irse.

Pero algo aún no estaba dicho...

— KyungSoo...

— ¿Qué? — Preguntó mientras una de sus piernas se apoyaba en el piso, levantando su cuerpo, pero sin pararse por completo. — Toma mi mano. — Le dijo estirando su mano.

— Hmmm, yo quiero...

— ¿Un beso?

— Aparte de eso. — Rió. — Yo quiero decirte algo...

— ¿Pasó algo? — Preguntó el castaño ladeando la cabeza. — ¿Hay algo mal?

— Oh no, yo solo quería...

— Tu querías... — Insistió Do con una sonrisa divertida. — Mejor dime cuando estemos en la casa.

— Ah. — Masculló molesta. — Hmm, nada. Olvídalo.

— Dios, eres una niña. — Rió su esposo. Le daba muchísima gracia. — Oh, Mills.

— No, ya no te voy a decir. Ya fue tu oportunidad, le diré a otro.

— ¿A otro? — Alzó la ceja con recelo. — ¿Así que a otro, eh?

— Sí. A otro, el va a querer escucharme. — Contestó mientras retiraba todo el césped que estaba encima de ella. — A otro.

— ¿Y tú quieres a otro?

Mientras limpiaba su sweater, una sonrisa cálida recorría sus labios y no le importaba que el la viera, no le importaba que el supiera lo mucho que lo quería. 

Lo miró fijamente ladeando un poco la cabeza y una sonrisa traviesa se asomaba en sus labios, dedicándosela.

— Hmmm... — Murmuró divertida. — Déjame pensarlo.

— ¡________!

— Hmmm... — Volvió a murmurar, pero ahora seguido de una risa sonora. Con una mano atrajo hacia ella su cartera.

— Hey!

_______ soltó una divertida carcajada mientras buscaba con discreción algo entre sus cosas.

— Ah, tonta. — Dijo KyungSoo mientras con sus dedos le daba un despacio golpecito en la frente. — Ya, ven, dame un beso mejor.

— Lo voy a pensar.

— Dios, ¿Quién entiende a las mujeres? ¿Por qué tantas risitas, eh?

— Te doy todo los besos del mundo y te digo un secreto si dices que eres el idiota más grande de todos.

— ¿Qué? — Preguntó rápidamente mientras se arrugaba su nariz. — Eh, claro que no.

— Bueno, entonces le puedo decir a alguien más.

— Ah, ¡Mili!

— Escucho. — Decía divertida mientras sus ojos miraban para todos lados, todos lados menos donde estaba él.

— Soy el idiota más...

Y ella ya había posado sus labios sobre los de él.

— grande de todo el mundo. — Murmuró sobre sus labios para volver a besarlos con una pequeña sonrisa entre medio. — ¡Tonto!

Le gritó separándose de él rápidamente y tomando sus pertenencias tan rápida y sigilosa.

— ¡Ten! — Le gritó divertido, lanzándole algo a las manos.

— ¡Oye! ¡¿Por qué corres?! — Gritó el confundido mientras sus manos temblorosas atajaban lo que ______ le había lanzado.

Una forma alargada y peculiar, de un color blanco opaco con una de las esquina de un color rosa.

— ¿Qué es...?

Y su corazón dio un brinco cuando se encontró con las dos rayas que traía consigo.

Positivo

— ¡¿Positivo?!


Fin.

Corazón a corazón. (D.O Kyungsoo.) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora