49. Mentes retorcidas

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Preferimos el camino más largo, pero seguro. Ya con nuestros pasos íbamos notando las luces de aquel lugar, el sonido de los autos me fue tranquilizando, así fue hasta que sentí un poco de dolor en mi cabeza. El frío no ayudaba en absoluto, menos en este tipo de condiciones.

-Debemos llevarla a un hospital, deben revisarla-oigo comentar a Katia, demasiado angustiada debo acotar, mientras que recibía ayuda de Joseph. Al parecer se llevaron muy bien de inmediato.

Me acomodo mejor en la espalda de Allen.

-Ya estamos llegando, sólo unos minutos más-dice tan bajo que llegó a mis oídos, a nada más.

-Debes estar exhausto por cargarme la mayor parte del tiempo.

No tenía que verlo para saber que mi comentario le había causado gracia. Desde que salimos del refugio, él fue el primero en ofrecerse para llevarme y ayudarme en todo momento. Estuve esperando quejas de su parte, pero estaba feliz ayudando. Mis primos mantenían sus dudas como yo al inicio, no se podía confiar en nadie por el momento. Pero una leve corazonada me decía que podía hacerlo esta vez.

-Es un placer-dice con un tono de voz que me hizo sentirme a gusto de inmediato.

-Allen-le llamo, él murmura una palabra que no comprendí-, ¿crees que los encontraré?

Hubo un breve silencio entre ambos.

Yo de verdad quería tener una respuesta sincera, sé que soy optimista la mayor parte del tiempo y busco soluciones, pero...no todo puede salir como uno espera, ¿verdad? De vez en cuando el dolor es parte de vivir, en mi caso es seguido. Quería saber si tenía alguna oportunidad, aunque sea la más mínima, de hallarlos.

-Mira a tu alrededor, Danna-hago lo que me dice, pero aún sin entender-. ¿Ves a tus primos?-asiento lentamente, aunque o me veía sabía que esa era mi única respuesta-, ¿acaso no son esos tus amigos?

-Sí...

-¿Esos no son los estudiantes de otros grupos?

-Sí...

-Si nosotros pudimos hacerlo es obvio que ellos lo harán. Quizá tuvieron más o menor suerte, ya depende. Se los preguntas cuando los veas.

Mi corazón dio un brinco de alegría sorpresivo. La verdad era que estaba rezando porque ese momento llegara tan deprisa que no me puse a pensar en las cosas negativas de la situación. Bueno, más o menos. Quería hacerme la idea de que todos estábamos reunidos en un gran salón, abrazados y felices. A salvo, pero era estúpido creer eso, por lo menos por ahora.

-Muchachos, atentos-dice Joseph de la nada-, estamos a punto de llegar, y no hay que llamar la atención de las demás personas, ¿entendido? Traten de que sus sacos con su número no se vea, sáquenlos de ustedes.

Todos hacen lo que Joseph dice de inmediato, se quedan con sus camisas blancas, otras negras.

-No podemos hacer mucho con la vestimenta-dice Alan viendo a los estudiantes. Los que poseían ropa normal aportaron un poco para pasar desapercibidos.

-No podemos ir en un grupo grande, nos reconocerán si están en este lugar-aporta Dylan con una mirada gélida hacia nuestra entrada a la ciudad.

-Tenemos que dividirnos-Katia abre el mapa de inmediato-, no tengo muchas direcciones aquí, pero sé que hacer.

-¿Eres buena leyendo mapas?-Evan arquea una ceja, divertido. 

-Lo suficiente-responde ella con un guiño cómplice-. Dan-me arroja la sudadera que ella usaba y yo le dí mi saco.

-Claro, úsame como tu vestidor personal-Allen suelta una pequeña risa.

-Perdón-sonrío de igual manera.

The Drama of Problem [MAMP#4] #YoSoyAnarky2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora