Capítulo 9

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-Ok, enano. ¿Te vas a portar bien?

Kate miró seriamente al cachorro que cada vez estaba más enorme. El perro le miró con esos ojos azules que le derretían el corazón y le hacía olvidar todo enfado a causa del mordisqueo de cada una de sus zapatillas.

-No me mires así- Kate hizo una mueca y se dio la vuelta para buscar unas cosas.

El perro seguía sentado frente a ella, delante de la puerta de la calle, moviendo su cola de un lado a otro.

Ladró dos veces reclamando su atención.

-¡Ya voy!

Agarró sus llaves y su móvil y lo guardó en el bolsillo de su vaquero. Se inclinó y colocó el arnés de color verde pistacho que resaltaba con el pelaje marrón del perro.

Éste se removió y esperó a que su dueña pusiera el anclaje de la correa del mismo color a través de la anilla.

Ladró emocionado por salir a pasear. Kate y él se subieron en el ascensor.

-Tienes que comportarte, Tot...

Kate señaló al perro y éste se escondió entre las piernas de ella. El veterinario le había aconsejado que lo sacara a pasear bastante para agotar toda la energía que tenía y así poderlo adiestrar más calmadamente. Sin embargo, ella se agotaba ante los largos paseos que él necesitaba, sobretodo por que tiraba con mucha fuerza de la correa. En la última salida le había hecho caer al suelo.

Nada más salir del edificio, Tot tiró con fuerza haciendo que Kate casi perdiera el equilibrio, sin embargo lo detuvo a tiempo.

Tras controlar la situación y reñirlo varias veces, consiguió que paseara con tranquilidad por la acera.

Por suerte a esa hora de la tarde no había mucha gente por las calles de su barrio.

Lo que mas le agradaba de esos paseos en compañía del can era que conseguía despejarse de la rutina, y a pesar de que lo había adoptado especialmente para Rick... Ella también se estaba beneficiando de su compañía.

Suspiró al recordar a Rick. Aún no sabía nada de él.

Giró la esquina y se paró frente al paso de peatones esperando que el hombrecillo se pusiera de color verde. Tot ladró varias veces. Kate no miró hacia dónde estaba ladrando el perro mientras este insistía.

El perro, con fuerza pegó un tirón e hizo que la correa se escurriera de la mano de Kate.

-¡TOT!

Kate echó a andar detrás del can quien corría delante de ella y bastante rápido. La mano de Kate frotó su muslo izquierdo e hizo presión mientras caminaba cojeando con esfuerzo.

-¡Para!

El perro ladró varias veces mirando a su dueña y se metió en el edificio. Kate reconoció el edificio al instante, allí vivía Richard Castle.

Suspiró y entró respirando agitada mientras el perro se movía alrededor del portero, quien lo acariciaba.

-Señorita Beckett... ¿Es suyo?

Kate asintió recuperando la normalidad del pulso y respiró hondo.

-Si... Lo siento...- hizo una pausa- ¡Ven aquí ahora mismo!

El perro caminó hasta donde estaba ella, casi arrastrándose con las orejas agachadas y el rabo entre las piernas, sabiendo que había hecho mal al escaparse.

-¿En que pensabas?- Se agachó agarrándolo de la correa y acariciando la cabeza del animal- ¿En ver a Rick? Rick no está...

-De hecho, señorita, El señor Castle ha llegado esta mañana.

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