Nadie

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"No eres nada, no existes"
"No respires, no veas; no existas"

-Uno, dos- repetía a cada golpe que daba al aire- tres, cuatro- cambio el sable oscuro a su mano izquierda y siguió dando estocadas a la nada- cinco, seis- dio una patada de lado y regreso a su posición inicial- siete, ocho, nueve- volvió a cambiar la mano del sable y lo envaino- diez.

Tomo una de sus dagas sujetas en el correaje y rasgo su dedo índice, vio como un hilillo de sangre brotaba de el pero permaneció quieta, en calma.

"Sin dolor, sin expresión"

No sentía nada, no podía sentirlo.

-Sigue entrenando- escuchó una tenue voz detrás de ella y movió su brazo para detener el golpe. Su antebrazo recibió todo el choque y detuvo el impulso de la patada. Ninguna de ellas hizo ademán de esfuerzo y mucho menos de cansancio, solo se veían una a la otra.
-Bien- dijo la hermana mientras bajaba su pierna y se retiraba silenciosa sin mas. La gran sala permaneció en silencio, solo interrumpido por el chasquido de las botas al caminar; nada mas que una sala vacía con siete altas ventanas que dejaban ingresar un poco de luz matinal.

"La luz es dañina para los espectros, carentes de cuerpo"
Recordó.

-No debo olvidar- dijo casi en un susurro. Aveces las palabras de Las Hermanas del Velo le parecían incoherentes, pero no era Nadie cono para cuestionarlas. No podría recuerdo alguno de su vida pasada, por lo que le resultaba imposible olvidar algo que no tenia.

Aquí Nadie era nadie, nada mas que un gran templo plagado de fantasmas y espectros oscuros; nadie sabía cuantos podían ser, tal vez era la única en el resintió y todas las Hermanas del Velo eran visiones; o bien podían ser cientos de asesinas expertas. Solo podía recordar a la hermana que le había enseñado todo sobre lo q debía de aprender ; Muerte.

Un arte fácil de aprender pero difícil de perfeccionar; cualquiera podía ser un asesino pero pocos podían ser considerados grandes asesinos y Nadie era tan bueno cono las Hermanas del Velo. Nadie sabe cual es su propósito ni su origen, pocos sabes siquiera q existen. Mucho menos lo saben las propias Hermanas; ninguna posee recuerdos de lo q fueron, de lo q eran ni de lo q son.
"No don nadie, no existen". Solo asesinas fantasma del rango mas alto.

-Las Hermanas del Velo necesitan a Nadie- escuchó una voz familiar y se volvió a ver a la Hermana con un pergamino en la mano.
-Nadie responde- se hinco de rodillas frente a ella y tomo el mensaje, la hermana se retiro y Nadie debía cumplir el llamado.

Fuera del templo hacia un calor impresionante pese a ser tempranas horas del día. Iba vestida con la clásica malla protectora, el correaje q sostenía su sable y cuchillas, además de los guantes y botas. Y lo q caracterizaba a todas las Hermanas; una larga capa negra q calaba una capucha de ala ancha cubriéndole todo el rostro, Nadie procedió.

Paradoja MultipleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora