Nerif

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El templo era mas grande de lo q parecía. Se escondió detrás de una gran estatua mientras veía como los oráculos regresaban a las profundidades del templo por medio de cinco pasillos oscuros. Cuando ya no hubo gente cerca, Nadie salió de su escondite, no había mas luz q la de algunas velas puestas en los altares "La oscuridad es mi amiga; mi hogar".

Encontrar un oráculo en específico seria mas difícil de lo q pensó, todos o la gran mayoría de ellos eran jóvenes entre los veinte y treinta años, todos rapados y vestidos con togas largas; algunos niños pequeños, huérfanos en su mayoría y otra parte de ancianos arrugados q no podían caminar bien.

Los pasadizos penetraban en el templo hasta las profundidades de este dividiéndose en varias habitación q servían para el descanso de los monjes, Nadie no podía encontrar al oráculo en cuestión sino era revisando cada una de las habitaciones.

Había recorrido todos los pasadizos en busca de Nerif pero ninguno de ellos correspondía con la imagen del pergamino pese a q casi todos tenían similitud, ella veía la diferencia entre su presa y los inocentes.
"Un fantasma no asesina por placer". Al final corredor pudo ver hasta ahora la única puerta q le quedaba por revisar, entre abierta. Nadie ingreso silenciosamente. Para su sorpresa, dentro se encontraba un monje meditando en el suelo, sonrió al verla.
-Te he estado esperando- dijo el joven q bien podía tener veintisiete años o menos- tardaste demasiado.







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