El Contrato

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Las Hermanas del Velo acudieron al ruido q venia de la habitación, todas encapuchadas intentaban esquivar los frascos rotos y las manchas de sangre en el suelo. Vieron a otra hermana. Todas se veían idénticas entre ellas. "Reflejos del mismo espejo" decían.
-Ahleia, Ahleia..- repetía la hermana silenciosamente- Ahleia, Ahleia...

Las Hermanas la vieron confundidas.

Mantenía la cabeza agachada y la sostenía con fuerza con miedo de q se cayera, las asesinas dieron un paso hacia adelante y Nadie emitió un fuerte grito. Las Hermanas se vieron entre ellas.
-Nadie esta fallando- dijo una.
-Nadie debe descansar- dijo otra mientras empezaban a retirarse dejando a la joven en el suelo.
-Esperen!- grito Nadie. Las Hermanas se detuvieron- por q ninguna hermana posee un nombre?
-Esos pensamientos van en contra de las Hermanas del Velo- contesto con voz ruda la mas cercana pero fue detenida por otra, guardaron silencio un momento.
-No lo se Hermana; pero servimos al Velo no lo cuestionamos.
-Servimos al Velo...- repitió Nadie- por q le servimos, por q estar aquí?

La asesina dio un hondo suspiro antes de contestar-No lo se Hermana; pero servimos al Velo no lo cuestionamos.

"Ninguna puede responder tus nuevas dudas, ninguna lo sabe"

Las voces en su cabeza se calmaron, solo escuchaba la de Nerif llamándola.

-Gracias hermanas- respondió ella levantándose torpemente apoyando su brazo sobre un estante. Salio de la sala lentamente como le permitían el mareo y la jaqueca y se dirigió fuera del templo, las Hermanas solo la miraron fijamente mientras salia.

Estaba anocheciendo ya cuando pudo llegar templo de los Oráculos, mientras caminaba por la ciudad tropezó con varias personas y choco con otras haciendo q se volvieran a verla.
-Estoy fallando en todo- susurro mientras se apoyaba en las paredes del templo. Volvió a recorrer los pasadizos hasta llegar a la ultima habitación.

Nerif no tenia ninguna herida en su cuello. Ni si quiera alguna mancha de sangre en el suelo, no había rastro de Nadie.

"Te tomaste tu tiempo para venia a mi, Ahleia". Nadie respiraba fuertemente, su cabeza dolía.

Nerif sonreía.

-Quiero que hagas algo por mi- dijo el Oráculo.
las Hermas del Velo sirven no cuestionan- se hinco de rodillas frente al brujo.


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