Por la mañana vi a mi padre, no lo podía ver con los mismos ojos, sentía tanta pena y reproche si es que fuese verdad lo que sucedía; le dije una excusa para justificarme y salí de casa para la academia, no podía lidiar con eso ahora, por suerte en el camino me encontré a Lara.
A la salida de clases nos reunimos entre todos ya que habría una fiesta puesto que no había clases al día siguiente, en mi interior sabía que estaba mal ir puesto que a fin de clases tendría que rendir uno de los exámenes más importantes de mi vida, el del ingreso a la universidad, pero esta tarde mi padre tendría la tarde libre y sinceramente no quería estar con él ahora.
Me separe un rato del grupo para comprar una bebida en una maquinita expendedora; vi a Mateo y Melissa hablando, ella estaba recostada contra la pared y le sonreía muy coqueta, el nudo en mi garganta se hizo muy grande pero no llore, yo era fuerte sólo sentí enojo.
Para cuando ella me vio lo tomo de la mano, los mire con desprecio como si no me importara, como si me dieran asco y me aleje caminando, poco a poco aumente la velocidad hasta que corrí a casa, cuando estaba a punto de llegar recordé la fiesta que habría hoy y que deje a mis amigos sin despedirme, de seguro los vería mas tarde, no le di ninguna explicación a mi padre y subí a mi habitación.
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Te dedico mi último verso.
Romance¿Nunca han sentido esa opresión en el pecho que les impide decir lo que sienten?, pues yo la siento constantemente. Siempre quise ser escritora,es la única forma por la que no siento miedo, quizás escribirte las cartas que nunca leerás podrían ser...