AMIGOS

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Las semanas han pasado muy rápido, no eh salido para nada, no me sentía del todo bien a pesar del tiempo, Lara venía a mi casa constantemente pero nos la pasábamos estudiando siempre, estábamos enfocadas en ello y las tardes que no venía era por que salía con su chico.

Hace algunos días las tardes que no venía Lara después de comer cada tomaba mi cámara y salía a las playas para tomar fotografías, por suerte mi madre había dejado de llevar el auto a su oficina ya que mi papá empezó a recogerla; Matías se quedaba más tiempo en el colegio puesto que ampliaron sus horas.

Hace días no veía a Mateo e incluso había evitado tratar de escribir sobre él, inclusive cuando todo esto lo inicie por él, mientras manejaba el auto y tenía la música a lo que daba recordé que no había cargado las pilas de la cámara, me estacione y al dirigirme hacia la tienda me cruce con una escena un tanto desagradable, Daniel estaba con Melisa, la abrazaba de la cintura y ella escondía su cara en su cuello, los celos me invadieron pero nada podía hacer, en cuanto me vio se separó de ella, entre a la tienda y mientras buscaba entre los estantes sentí como me tomaban por el ante brazo y me gire.

- Hola, ¿Podemos hablar? – Demonios, era Mateo.

- Uhmmm, creo que no hay mucho de qué hablar, creo que debería disculparme en realidad.

- No te disculpes, yo nunca me di cuenta de lo que sentías por mí, creí que todo era un juego – Me lo dijo mientras agachaba la cabeza.

- Lo que sucede es que bebí esa noche y pues dije una sarta de tonterías.

- Tú no tomas Viviana.

- Pues al menos eso sabes – Le dije con una sonrisa.

- Vamos te acompaño a buscar lo que necesites.

Caminamos por la tienda en busca de las pilas y unas bebidas, las encontramos y me acompaño a la caja, pago por todo y me volvió acompañar al auto.

- Bueno, muchas gracias Mateo y pues espero que me disculpes por la escena, de verdad.

- Viviana no deberías disculparte por lo que sientes, es algo que tú no puedes manejar, quisiera complacerte de esa manera pero yo tampoco mando en eso.

- Pues en parte tienes razón, solo que no creo que podamos ser los amigos de antes.

- ¿Es lo que quieres? – Me pregunto mientras me veía a los ojos.

- Sí.

- Si es lo único que puedo hacer por ti, lo haré.

Se despidió dándome un fuerte abrazo y se fue, ahí me di cuenta que ni siquiera era capaz de luchar por mi amistad, es cierto que las chicas somos estúpidas y nos enamoramos del chico malo, él nunca se mostró de esa manera pero es como lo sentía en este instante.


Te dedico mi último verso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora