ii. Ni (二)

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El sol irrumpía en medio de la oscuridad de la madrugada, creando así el tercer amanecer de Keiko en Konoha. Había encontrado un buen lugar para acampar antes de que el funeral de Asuma terminara. Este sitio se encontraba al interior del bosque, sin embargo sus horas de dormir eran limitadas. Solo tuvo seis horas para dormir durante las dos noches anteriores.

Cada mañana Keiko se dedicaba a recoger su tienda, subir a un árbol y elegir uno de los dos libros que había traído consigo. "Tècnicas de infiltración" decía el título, con letras negras, sobre la tapa roja del libro. También llevaba consigo el cuento que le leían sus hermanos cuando era niña, quizá no tenía el valor cuantioso que todo el mundo buscaba, pero para ella ese libro poseía un inmenso valor sentimental.

Guardó el cuento junto con su tienda y levantó la tapa del libro que trataba sobre espionaje, pasó las páginas de introducción hasta que llegó al primer capítulo. Keiko estaba muy concentrada en su lectura hasta que escuchó de nuevo esos gritos con los que se había familiarizado.

Con molestia finalmente se decidió a descubrir que ocurría en aquel sitio del bosque, muy discreta. Saltando de árbol en árbol logró llegar al lugar de donde provenía el ruido.

A Keiko se le cayó la mandíbula. Cuando observo la escena, había un enorme cráter en la tierra y en el centro se encontraba un muchacho de cabellera rubia mientras que desde uno de los bordes del cráter, un individuo de cabello castaño lo observaba.

Un instante después el castaño se reunió con el rubio al centro del cráter, ambos conversaban animadamente. Keiko quería acercarse más para escuchar la conversación con más claridad, pero si lo hacía revelaría su ubicación y eso le traería muchos problemas.

Se rascó la parte trasera del cuello y sacó su libreta de notas, junto a un lápiz. Haría sus primeras dos anotaciones, después de todo eran los primeros shinobi que debería investigar.

Los siguió hasta la puerta de Konoha, donde se reunieron con dos personas más. Una chica de cabello rosa, que era bastante atractiva y un muchacho de tez muy pálida y delgado.

Keiko se quedó oculta entre las sombras y cuando todo el equipo partió, ella se quedó ahí. Meditando su siguiente paso.

Revisó sus notas, su primer paso consistiría en investigar a los cuatro shinobis de Konoha que acababan de marcharse hace poco.

Según lo que había escuchado, los cuatro formaban el equipo llamado Yamato y tenían un misión muy importante, por eso partieron de inmediato. A pesar de que el rubio lucía extremadamente cansado, pero lo que más le llamó la atención fue que nombraron a Akatsuki.

"Hay dos individuos de Akatsuki que lograron infiltrarse al interior de la tierra del Fuego."

—Solo espero que no sean ustedes dos, —susurró Keiko, pensando en sus dos hermanos mayores. Konan y Nagato—. Aunque dudo que alguien sea capaz de tocarles siquiera un solo cabello. —Sonrió con satisfacción para sí misma. Estando completamente segura de las destrezas excepcionales en batalla de sus hermanos.

Keiko dio un pequeño paseo por las inmediaciones de la aldea, pensando que debería mejorar su ninjutsu a pesar de tener conocimiento de que no podía hacerlo sola.

Se abanicó el rostro con la mano izquierda, para refrescarse un poco. Porque el calor era realmente algo insoportable para ella. En Amegakure nunca había experimentado temperaturas tan altas del ambiente, pero ahora sentía que iba a derretirse.

—Papi, papi, cómprame un helado. —Le pidió un pequeño a su padre, jalando su ropa y haciendo puchero.

¿Helado? ¿Qué rayos es un helado? Pensó Keiko arqueando una de sus cejas.

Nunca había escuchado nada parecido antes.

El padre del niño se acercó a un vendedor y lo compró un helado a su hijo. El niño recibió con mucha alegría el objeto y comenzó a degustarlo.

Keiko se acercó al mismo lugar y también pidió un helado, sin estar segura a que sabría ese objeto tan singular que le había causado tanta curiosidad.

—Aquí tienes, —dijo el vendedor, extendiéndole una paleta de color azul con dos palillos.

—¿Por qué tiene dos palillos? —Cuestionó Keiko, algo extrañada por esa singularidad.

—Es para ti y un compañero tuyo. —Al escuchar esto, el rostro de Keiko decayó—. O parta ti sola, —agregó el vendedor alarmado al observar el cambio repentino en la expresión de Keiko.

—Gracias, —replicó Keiko y le entregó un billete al vendedor.

¿Compañero? ¿Quién necesita a un compañero? Aunque claro, todo el mundo tiene un compañero en la organización. Todos menos yo.

¿Olvidas que estás aquí para conseguir información? Respondió otra voz en su cabeza.

Keiko comenzó a caminar, sumida en sus pensamientos y cuando estaba a punto de darle una mordida a su paleta, sintió una fuerte ráfaga a su derecha, seguida de un fuerte empujón en su hombro derecho, provocando que terminara soltando su paleta.

—¡Au! —Se quejó Keiko mientras se frotaba el hombro.

Después de eso, una chica con cabello castaño y un par de moños en la cabeza la pasó de largo, gritando—. ¡Gai sensei! ¡Lee!

Keiko soltó un suspiro—. Que grupo de locos, —negó con la cabeza.

—Tienes suerte, —respondió alguien a su lado—. Al menos no estás en su equipo.

La preocupación y el enojo de Keiko por su helado caído desapareció y lo único que fue capaz de pronunciar fue—. Ah... sí.

—Hmmm. —Dijo el muchacho junto a ella.

Keiko se sentía realmente incómoda ante la presencia de aquel muchacho. No sabía que decir, además de que tenía miedo de que sus motivos reales fueran descubiertos por él.

—Nunca te había visto antes en la aldea. —Expresó el muchacho junto a ella—. ¿Quién eres?


Oh, oh ¿ahora que pasará con Keiko? ¿Será descubierta y puesta en evidencia ante Tsunade? ¿Escapará de esa situación? No se lo pierdan en el siguiente capítulo c:

Gracias por leer n.n

PD: Muchas gracias a OkitaSakata por no ser una lectora fantasma c:

Dedicado a: OkitaSakata c: gracias por comentar en el capítulo anterior.

PD2: Por favor, no sean lectores fantasma. Me alegra mucho leer los comentarios *w* 

Silhouette | Neji, NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora