Perdonáme

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La lluvia caía a cántaros, el agua resbalaba por los techos de madera como si de ríos se tratasen, había un par de hombres dentro de aquel templo escondido en lo profundo del bosque.

—Hazuki escapó antes de que alguno de nosotros pudiera hacer algo, sin embargo, Tachibana sigue escondido y bajo nuestro dominio. Si somos pacientes y esperamos el momento adecuado, podremos matarlo.

—En estos meses, realmente Tachibana no es el mismo, estoy seguro que ha perdido forma y habilidad, incluso su forma de mirar se ha ablandado, realmente no creí que este plan funcionaria, pero ya veo que estaba completamente equivocado...

Ambos hombres rieron, el de cabellos rosas y ojos purpuras suspiró, y después miró al otro hombre:

—Creo que ya no podemos seguir perdiendo el tiempo, lo mejor será que demos el toque final.

Aquel hombre asintió y con una sonrisa de lado, Kisumi llamó a la siguiente pieza de ajedrez:

—Hey, Kou... es tu turno.

Una pelirroja asintió saliendo de la oscuridad.

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Haruka solía lavar la ropa todas las tardes después de ir con Makoto a pescar mientras el castaño se dedicaba a mantener su pequeña cosecha en buenas condiciones.

Así que cuando eso sucedía, así como una rutina, Haruka salía al arroyo y lavaba las ropas con tranquilidad, no le molestaba el hecho de hacerlo, siempre lo había hecho antes.

Sin embargo aquella mañana algo irrumpió la tranquilidad de la tarde.

—¡Haruka-kun!.

Haruka levantó la mirada y entonces la vio, a su ex cuñada de pie con un kimono rojo, no podía contener su asombro al verla ahí, así que se limitó a murmurar un "Gou", la chica sonrió y asintió.

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—Ella es una vieja amiga que conocí cuando vivía en Edo—esa fue la corta presentación que Haruka le dio a Gou.

—¿Una amiga?

—Sí, siendo que ella ha estado conmigo desde que éramos pequeños, me he visto en la necesidad de enviarle cartas con frecuencia para que no se preocupase por mi. Estoy feliz de que haya venido de visita.

—Ya veo, siendo así, supongo que tendrán cosas de qué hablar...—respondió Makoto saliendo de ahí haciendo una pequeña reverencia.

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—Me alegra verte, ¿Cómo están todos en Edo?—preguntó Haruka con su misma voz neutra.

—Supongo que bien—respondió la pelirroja dando un sorbo de su vaso de té.

—¿Hace cuanto saliste de Edo?

—No tiene mucho, hace medio año tal vez...—respondió.

La alerta dentro de la cabeza de Haruka comenzó a sonar y volteó a verle con intriga y algo de miedo.

—Gou, ¿Dónde te estás quedando y como supiste donde estaba?

—Lo sé, porque tengo el rol de informante—Gou sonrió y observó fijamente a Haruka—Ha llegado el momento, Haru. ¿Estás listo, verdad? Finalmente vamos a terminar con el asesino de mi hermano.

Haruka estaba asombrado, su mirada azul era turbia.

—¿Era lo que has estado esperando, no? ¿Es por eso que te fuiste, verdad? En este lugar tan solitario, viviendo con él...—

Lirio JaponésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora