Lirio Japonés
—Viendo tu condición, queda claro que has utilizado hasta tu último gramo de fuerza, y si has llegado hasta aquí es porque tienes un buen espíritu, sin embargo, aunque se trate del mismo Tachibana, el no tener nada ni nadie a quien proteger hace mucho más difícil tu batalla.
Apenas Makoto logró encarar a Seijuro, que era el portador de tan crueles palabras, levantó el rostro con dificultad.
—Desde un principio, entérate, no has tenido a nadie a quien proteger—Makoto respiró hondo, su pecho, su respiración, ahora todo lo que nunca creyó le pasaría le pasaba, estaba cansado—Como líder—Prosiguió Seijuro—es mi deber poner fin a todo esto.
La nieve caía, una nevada fría azotaba el lugar, Seijuro tomó velocidad, Makoto se inclinó hacia adelante un poco y desenfundó la espada, lanzó un golpe con el arma, pero erró estúpidamente, a cambio recibió un fuerte golpe en el estómago, la sangre cayó sobre la fría nieve esparciéndose, un golpe más, dos, tres, todos errados, no importaba cuánto tratara, siempre terminaba en el suelo.
Mientras tanto, Haruka que escuchaba los golpes, se cubrió los oídos con ambas manos y negó varias veces, no podía seguir escuchando a Makoto sufrir así, era su culpa, y se maldijo mil veces, sin saber que alguien le observaba con un lirio japonés en las manos.
Al sentir aquella presencia, Haruka abrió los ojos, y lentamente giró su rostro para ver a Rin, su fantasma, presencia, alucinación... lo que sea que fuere estaba ahí, de pie, con sus ropas manchadas de sangre y un lirio japonés en su mano izquierda.
Haruka no se asustó, simplemente se acercó a gatas un poco, y se disculpó con la mirada por estar tan enamorado de Makoto, Rin en cambio le sonrió, y le mostró el lirio japonés una vez más y Haruka entendió, que fue una especie de disculpa por parte de Makoto, entendió lo que tenía que hacer, y asintió con suavidad.
Rin sonrió una vez más y antes de desaparecer, el lirio japonés que yacía en sus manos cayó al suelo del templo.
Haruka volvió su vista afuera, solo para ver como Seijuro golpeaba a Makoto con bestialidad, una brutalidad tal, que a Haruka le pareció, que el hombre al que alguna vez temió tanto, no era más que un vil muñeco de trapo.
En ese instante, Seijuro recordó que había tomado el tanto de Haruka, así que lo sacó del borde de su traje, "Es hora de poner fin a esto", se repitió en la mente.
Makoto se levantó una vez más,muy a duras penas, lanzó un grito al aire, ésta vez iría en serio, ésta vez recuperaría a Haruka, ésta vez... Comenzó a correr, con todo lo que tenía,y Seijuro, asegurando su victoria, también.
"Yo mato a otras personas por el bien de los que no pueden empuñar una espada..."
"Y por eso, Haru, has perdido tu felicidad..."
"Te he quitado todo lo que era importante para ti..."
"Haru, no lo sabía..."
"Yo no tengo derecho a protegerte, yo no tengo derecho a amarte, yo no tengo derecho a que me ames..."
"¡Yo no tengo derecho a...!"
Las tibias manos cubrieron el rostro de Makoto, las conocía, eran las suaves manos de Haruka, escuchó su dulce y tranquila voz a la par que quitaba sus manos despacio de su campo visual:
"Hoy atrapamos muchos peces, estoy muy feliz por eso... Creo que hoy me ha quedado bien la comida, ¿verdad?"
Makoto acarició las manos de Haruka, pero en cuanto volteó a verlo, este ya no estaba, buscó por todos lados, hasta que vio su negro cabello, pero no, lo único que estaba delante de él era un gigantesco charco de sangre,
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Lirio Japonés
Фанфик"Él era un hombre excelente, tanto en el agua como con la katana, yo lo conocía desde que éramos niños, siempre quiso ser el orgullo de su padre, como todo buen hijo mayor, trataba de mejorar día a día. Eso era lo que más me enamoraba de él, cuando...