Introducción.
El viento helado se colaba por cada recoveco de mi casa, salté de mi cama y abrí el armario de mi habitación para sacar la última manta que quedaba sin usar. Todas estaban repartidas por la casa, yo tenía dos y mi madre 3, una para el sofá y otras dos para su cama. Al calefactor no le quedaba mucho tiempo de vida, no calentaba mucho y empezaba a hacer ruidos extraños, estaba más caliente el suelo por estar sobre él que el aire que supuestamente calentaba para que no me helase de frío.
El despertador sonó como todos los días, puse la manta sobre mi cama y desenchufé el calefactor. Unos pasos se oían al final del pasillo, sospeché que sería mamá yendo a la cocina para prepararnos a ambas el desayuno.
- ¡Alex, date prisa o vas a llegar tarde! ¡Y ponte por una vez un vestido, que es el primer día de clase y no queremos que te vuelvan a confundir con un chico!
"No queremos", esa frase volvió a resonar en mi cabeza. ¿No queremos? Ella no quiere. Por algún motivo me gustaba que me confundiesen con un chico, no me gustan los vestidos ni el pelo largo. Aquí todo el mundo es bastante comprensivo y a nadie le importa tu aspecto físico.
Fui al baño a peinarme y a lavarme los dientes. No me había dado cuenta hasta ahora, porque no suelo fijarme demasiado en mi aspecto físico, pero el pelo ya me llegaba por las orejas. Saqué unas tijeras del cajón, sujeté mi pelo y lo corté. Fue un corte rápido e irregular, pero me gustaba más así. Me puse un gorro para disimular delante de mamá, tampoco iba a hacer preguntas debido al frío que hacía. Cogí una sudadera y unos vaqueros, me vestí y me dirigí a la cocina.
- Alex, ¿es que no me has escuchado? -dijo mamá mientras sacaba los vasos de leche del microondas-.
- Sí, mamá. Pero hace demasiado frío. Además, sabes que no me gustan. Esta sudadera abriga mejor que lo que puede hacerlo cualquier vestido y me queda bien.
- Te compré un vestido de invierno, ya sabes, de esos que tienen la tela muy gorda... Como de lana. Te podrías poner ese. -sonrió mientras movía una silla para poder tomar asiento-
Resoplé. En la ventana se posó un gato callejero que pasaba por aquí cada mañana esperando que le diese algo para comer. Me levanté de la mesa y cogí un trozo de pan de las tostadas que mamá había preparado, abrí la ventana y le dejé el trozo a su lado. El gato pareció agradecido de alguna manera, lo cogió con la boca y saltó del poyete en busca de algún sitio caliente donde comer lo que la gente le daba.
Me di la vuelta, cogí la tostada y mis llaves. Me despedí de mamá y salí al porche. El cielo parecía una pintura, tenía colores pastel; naranja, amarillo, azul y violeta, todos ellos se veían reflejados en el agua, que parecía calmada.
A lo lejos, pude ver a Eddie, estaba sentado sobre su vieja silla de madera junto al río. Eddie era un abuelito al que le gustaba madrugar para pescar, nadie sabía en realidad nada más sobre su vida, pero siempre le dedicaba una sonrisa a todo el que pasase por su lado. A veces, cuando tenía un buen día de pesca, regalaba algunos peces a la gente que se parase a hablar con él. Levanté la mano y la agité en forma de saludo, él me lo devolvió con un gesto de su cabeza.
Vi mi vieja bicicleta roja aparcada en un lugar diferente del cual yo la había dejado el otro día. Supuse que mamá la había movido para que no estorbase tanto. Me subí y empecé a pedalear en dirección a la escuela, no estaba muy lejos, y tenía tiempo de sobra, así que con una mano controlaba el manillar y con otra me fui comiendo lo que quedaba de la tostada.
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Who am I?
RomanceAlex vive con su madre en Henningsvær. Henningsvær es un pequeño pueblo al norte de Noruega, allá donde parece terminar el mundo. A Alex tampoco le importaría que esto sucediese, la monotonía y el frío son abrumadores, pero Josh está con ella. Algo...