La despedida.

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[Recomiendo leer este capítulo con la canción que os he dejado arriba]



Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, me sumergí en los ojos de Josh. Nunca lo había visto tan feliz y afligido a la misma vez. Comenzó a balbucear una ristra de palabras que no conseguía descifrar y yo le abracé. Nada más importaba en ese momento, él había venido y estábamos juntos tras días de confusión.

- Yo... estuve... lo he estado intentando y al final lo he conseguido. -susurró, cuando por fin consiguió articular palabras-.

- ¿Qué has conseguido, Josh? -dije entre risas llorosas.

- Las cartas que tu padre envió desde el lugar donde estaba luchando con el ejército. Aquella noche en el tejado recordé que hace unos años me dijiste que tu padre te había escrito cartas desde lejos, pero que nunca llegaron y que te arrepentías de no haber podido leerlas y contestarlas.

- ¿Qué?

Él había gastado los dos últimos días que nos quedaban juntos en intentar encontrar unas cartas que mi padre nos envió a mamá y a mí, pero que nunca llegaron; me contó que había ido a ambas bibliotecas del pueblo, a correos y que hasta intentó coger un vuelo a Oslo a la central del ejército de Noruega, pero que sus padres no permitieron acción tan descabellada y repentina, así que decidió llamar a la sede hasta que le cogieron el teléfono, explicó mi situación y accedieron a buscar las cartas perdidas y reenviárselas si las encontraban en el menor tiempo posible. Después me dijo que las cartas le habían llegado esta mañana, una hora después de que yo saliese rumbo al aeropuerto y que sentía no haber podido decirme nada.

Abrió la mochila que llevaba en la espalda, y de ahí sacó un fajo de cartas atadas con una gastada cuerda, con viejos sellos y ya amarillentas por el paso de los años; en todas se podía apreciar un corazón azul en la esquina inferior derecha, firma secreta de mi padre y mía. Un aluvión de sentimientos invadieron mi cuerpo, cogí cuidadosamente el montón de cartas de las cansadas manos de Josh y alcé la vista. Ahí estaba él, sonriendo mientras intentaba ocultar el inmenso cansancio que sentía por las escasas horas de sueño sobre informes.

- Josh, esto es... demasiado. No hacía falta que...

- Claro que hacía falta, las necesitarás para mantenerte entretenida en Inglaterra. -me dio un toque en el hombro- ¡Tienes un montón!

- No sé qué decir, eres increíble, gracias. -quise acercarme para besarle una mejilla en señal de agradecimiento y de despedida, pero volvió a sonar la voz que nos informaba que había que entrar ya al avión.

- Tengo que irme ya, Josh... Las puertas del avión van a cerrarse pronto. - mi voz empezó a romperse-.

Comencé a andar hacia mi madre, a la que parecía no importar el poco tiempo que nos quedaba para entrar al avión. Noté que alguien me cogía de la mano y todo mi cuerpo se giró, hasta que mis labios se fundieron con los de Josh.

- No me olvides, yo ayudaré a que eso no pase. Echarte de menos será más fácil cada día, porque aunque hará un día más desde que te vi por última vez, quedará también uno menos para volvernos a encontrar. -Josh despegó su cuerpo del mío mientras yo me ruborizaba más a cada segundo-.

Solo pude asentir y marchar hacia una nueva vida lejos de él.

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