Maybe

493 73 5
                                    

El rubio quedó casi petrificado al ver que el chico castaño quedó observándolo por unos segundos.

Si, se creía un tonto por quedarse disfrutando la hermosa voz de aquel chico, pero más, porque lo había visto. Y seguramente, se había dado cuanta de que él estaba ahí, observandolo y oyendolo desde hace un rato.

Tristan, eres un genio.

El rubio soltó un "Hola", tal vez lo ayudaría a quedar menos ridiculo.

—Hola.—respondió el castaño y siguió en lo suyo, estaba acomodando su locker, el cual se encontraba junto al de Tristan.

El rubio se acercó lentamente al suyo, y luego lo abrió

—¿También juegas fútbol en este club?

—Si, juego aquí. Pero sólo que en el horario de 3:00 pm. —Sonrió.

—Bien. —Soltó el rubio

—Creo que eres muy bueno jugando, lamento haberte hecho eso, se podía notar que estabas disfrutando el juego y por mi culpa no pudiste seguir.

—Oh! Gracias.—Respondió Tristan, que lo felicitaran lo hacía tan bien. En especial que fuera ese chico de la voz mágica. —Por lo del golpe, no te preocupes, siempre pasa en los partidos.— sonrió

—Y... ¿También te gusta ser el último en arreglarte? ¿ó solo te atrasaste?—preguntó gracioso el chico de risos.

—No, siempre me gusta esperar a ser el último.

—¿Por qué?

—Siempre me gusta tomar este tiempo para hacer cosas que en mi casa no es muy posible hacer.

—¿Cómo qué?

—Estar solo.

Mentira

—Ah, bien... Supongo.

—Si—rió Tristan.—Por cierto, me gusta tu voz.

La sonrisa del castaño fue muy notoria.

—Oh, Muchas gracias! ¿También te gusta cantar?

—Me gusta, pero... no tengo una bonita voz.

—Ah, entonces sólo lo haces por hobbie.—Dijo gracioso.

—Digamos que si.

—¿Sabes? estoy estudiando para enseñar canto, y si quieres puedo enseñarte.

—No pienses que podré tener una bonita voz alguna vez.

—Si te gusta, intentalo. A demás, te ahorrarás clases de música por si resulta —Rió Brad.—¿Entonces?... ¿Qué te parece?

—No lo sé. Pero lo pensaré.

—Bien. Sabes ya tengo que irme, se me está haciendo algo tarde. Dejaré que te arregles tranquilo.— Dijo el casaño mirando al rubio, quien solamente tenía la toalla enroscada en su cintura. Colocó su mochila en su hombro y dio la media vuelta.

—Por cierto, me llamo Bradl... Brad. ¿Tú?

—Yo Tristan.—el castaño le sonrió y volvió a girarse

—BRAD...

—¿Si?

—¿Qué otros días juegas aquí?

—Sólo jueves y sábados, en el mismo horario.

—Oh, yo igual.

—Genial, entonces adiós, Tristan. espero que nos veamos pronto

—Adiós, nos vemos, Brad.— Recibió un guiño de parte del castaño, quien después se retiro, dejando sólo el sonido de la puerta.

***

Y después de caminar, llegó a su casa.

Al abrir la puerta, como siempre se encontraban sus padres y su hermano.

—Hola Tris.—Sus padres lo saludaron al unísono.

—Hola.

Dejó su mochila en el sillón, sentándose en el mismo. Tomó el control remoto y encendió el televisor. Por un momento se distrajo con un programa que encontró mientras buscaba algo que ver en la tele.

—Tris, ven a almorzar.—lo llamó su madre.

Enseguida se paró y fue hacía la mesa a sentarse. Realmente estaba hambriento.

—Y... ¿Cómo te fue hoy?

—Como siempre, bien.— respondió sin importancia.

—¿Estas emocionado por el partido de próximo jueves?, recuerda que todos iremos a verte.

Dios...

—mmm, si. Será bueno.—Contestó el rubio y siguió comiendo sin prestar atención.

—Tristan, no te das cuenta que eres el mejor del equipo. Tienes que tener más ganas de ir y ganar ese juego.—Soltó su padre algo enojado, en verdad su padre era la razón por la que Tristan jugaba fútbol, y cuando Tristan no mostraba mucho interés, no se cansaba de regañarlo.

—Ya lo sé, y estoy preparado. No hace falta que me lo recuerden a cada rato.

—Bien, solo queremos verte ganar.

—Ajam... —Dijo su hermano con una clase de risa.—Animal, ¿me pasas el azúcar?

—No me llames así.

—Yo te llamo así porque quiero idiota! Ahora pasame el azúcar.

—¡No empiecen chicos!

—¿Idiota?, por favor Max, mirate tú.—contestó molesto.

—Mirate tú, primero que nada. Fracasado.

—¿Fracasado?—Rió Tristan.

—Vamos Tristan, no seas idiota. Eres un fracaso. Te crees que puedes ocultarlo con eso de que eres el mejor jugando fútbol o con eso de que todos están felicitandote por tus jugadas. Pero aún así podemos darnos cuenta que ni siquiera lo disfrutas! No te gusta. Sólo lo haces por atención para cubrir la basura que eres.

—Listo, esto ya es mucho!—Gritó su madre.

El rubio quedó mirando a su hermano por unos segundos, y se largó rapidamente a su habitación. Si se quedaba ahí no se aguantaría.

Entró a su habitación y se acostó en su cama.

Tiene razón, soy un maldito fracaso. Un idiota. Hago lo que no me gusta solo para sentirme bien conmigo mismo.

Y el sólo recordó algo para sentirse un poquito mejor. La voz de Brad, la dulce voz del castaño.

Tal vez el castaño podía enseñarle a cantar, podía ayudarlo a lograr tener una bonita voz, aunque sabía que jamás lograria tener la voz que Brad poseía.

Pensó y pensó. Para que luego una sonrisa se torne en su rostro.

El castaño le dijo sus horarios, y días. Tal vez no sería mala idea ir a buscarlo. Y... ¿Por qué no?, pedirle su ayuda.

Dos días, dos días.

Tal vez tendría la capacidad de mejorar su voz, y por que no, de ser alagado por algo que disfrute, en vez de por algo que deteste.



-☆♡¤♡☆☆♡♡¤☆☆♡¤☆☆♡¤¤☆¤♡♡☆-

No actualicé en años, sorry.
Está vez tardaré menos. So, no olviden comentar o sólo votar. 💕 Gracias.

Learn; Tradley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora