Pequeñas conversaciones Nalu, que te harán cambiar de opinión si apoyas el Nali.
Además de conversaciones, también habrá pequeñas historias, frases, edits, memes y demás.
De una amante del Nalu, ¡para todos vosotros! ♥
En ésta historia habrá inconcluencias, como que Lisanna esté, habiendo llegado hace poco Lucy al gremio. Ella, como ya sabéis, *spoiler* está en Edolas. Sin más que decir, que disfruten :)
Me limpié la boca después de haber terminado de comer, y miré al frente, donde estaba sentada Lisanna, mirando atenta cada movimiento que yo hacía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Entonces, ¿te gustó la comida que te preparé? -preguntó sonriente mirándome a los ojos.
Asentí como respuesta y luego me levanté.
-¿A dónde vas? -preguntó con algo de pena.
-Quedé con Lucy para ir a hacer un trabajo. -dije mientras colocaba mi pelo.
-¿Lucy? Esa chica es algo rara, ¿no? Además, acaba de llegar al gremio. -me dijo algo borde mientras que miraba sus uñas.
-Pues a mí me cae muy bien, y además, necesita a alguien con ella, no lo está pasando bien. -confesé mientras sonreía, mostrando mi buen humor. -Lo siento, me tengo que ir ya. -le dije antes de salir de allí corriendo. No quería hacer esperar a Lucy.
*
Cuando llegué a la fuente, que era nuestro punto de encuentro, ella ya estaba allí sentada, con su minifalda blanca, su camisa rosa y su lazo azul en el pelo. Tenía la vista perdida, es por eso que cuando llegué a su lado, me miró sorprendida y algo agitada.
-Lo siento, Lucy. -dije riéndome ante su reacción.
Se levantó y colocó su falda. -No importa, ¿vamos? -preguntó. Yo asentí, y juntos comenzamos a caminar.
-Por cierto, ¿dónde está Happy? -preguntó ella mirándome.
-Dijo algo así como que se sentía mal. -le dije. Ella asintió y juntó sus manos, parecía nerviosa. -Lucy, ¿estás bien? -pregunté.
Ella tardó algo de tiempo en decirme, pero al final habló. -Sí, tranquilo. -contestó. Sabía que era mentira, algo le pasaba, y tendría que averiguarlo.
*
-Mis piernas ya no pueden más. -dijo Lucy agarrándose a sus rodillas.
-¿Quieres que te lleve? -le pregunté. Ella me miró algo sorprendida, incluso diría que un poco sonrojada, pero al final terminó por asentir.
Me puse de espaldas a ella, y la subí a mi espalda. Lo que solía decir Happy de que ella pesaba mucho en realidad no era cierto, para mí era como cargar con un peluche.
-¿Estás cómoda? -le pregunté volviendo a caminar. La escuché musitar un sí, y después noté su cabeza apoyada en mi hombro. Tener tanto contacto con ella me ponía realmente nervioso. Sus manos rodeaban mi cuello, y yo la sujetaba por las piernas mientras notaba su fría respiración en mi cuello. Nunca había estado tan cerca de ella.
-Natsu. -dijo casi en mi oído.
-¿S-sí? -pregunté un poco nervioso.
-¿Sabes que hueles muy bien? -dijo divertida.
-Ésta colonia me la trajo Erza de una de sus misiones. -le dije intentando no parecer muy nervioso.
-¿Cómo es tu relación con Erza? -preguntó con un tono curioso.
-Bueno, la conozco desde que éramos pequeños. Al principio ella era una niña solitaria y que realmente daba miedo, pero con la ayuda de Gray y mía pudo socializar un poco más. Aunque lo de dar miedo sigue aún. -dije riéndome, causando que ella también riéra. Tenía una risa bastante bonita. -Lucy.
-¿Sí? -preguntó.
-¿Qué te pasa? Desde que nos encontramos te veo muy nerviosa. -le dije.
Ella no habló, lo único que pude sentir fue su respiración irregular chocando con la parte derecha de mi cara.
-Es sólo que... Que ya no hay tiempo. -dijo.
Giré mi cabeza y la miré como pude. -¿A qué te refieres? -pregunté un poco nervioso.
-Antes de quedar contigo fui a ver a Porlyusica, y ella me lo dijo, que ya no quedaba tiempo.
-¿Qu-qué es lo que te pasa, Lucy? -pregunté quedándome quieto.
-Me estoy muriendo. -dijo en un susurro.
La bajé de mi espalda y la miré a los ojos. -Es una broma, ¿verdad? -pregunté con una pequeña sonrisa.
-Ojalá lo fuera. -musitó.
No pude decir nada, no porque no quisiera, si no porque mi cuerpo no me dejaba pronunciar palabra alguna.
-¿Estás enferma? -pregunté cauteloso.
Ella negó con la cabeza y se puso de cuclillas. -Alguien introdujo un veneno mortal en mi comida, y poco a poco, mi corazón va latiendo más lento, hasta que deje de hacerlo.
-¿Quién demonios haría eso? -dije con las manos hechas puños e intentando reprimir las lágrimas.
No permitiría que Lucy muriera, no podía dejar morir al pilar que había conseguido sostener mi vida.
-Tiene que haber sido alguien del gremio, es el único sitio en el que como, no hay más opciones. -dijo sin mirarme, con la cabeza agachada.