IX

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Después de una larga platica con los chicas de mi salón, el grupo decidió dejarle el papel de Mr. Darcy al maestro Bowers quien felizmente aceptó.

Llevaban dos semanas de ensayos exhaustivos y los preparativos estaban listos. Los sorprendía lo rápido que podían aprenderse sus diálogos y la escenografía era de primera.

Cada momento en escena donde los personajes de Elizabeth y Mr. Darcy chocaban sus orgullosas personalidades, Neve se daba cuenta de más cosas sobre Lloyd. Sus ojos azules tenían una leve mancha verde en la parte izquierda, olía a loción siempre y siempre llevaba un bolígrafo en su camisa.

Y que quizá tenía un cierto afecto por el.

Después de el penúltimo ensayo, el profesor Bowers le pidió a Neve si podría ir a su salón entre clases para hacer las últimas escenas.

Ella aceptó encantada.

Caminaba por los pasillos como si estuviera en una novela romántica. Soñando con el final perfecto y con la historia adecuada donde el se le declararía y caminarían por la vereda junto al mar mientras el sol se pone.

Toco dos veces antes de entrar.

-¿Profesor Bowers?

-Lloyd -insistió el mientras le daba una sonrisa desde su escritorio.

-Lo siento, es la costumbre de la escuela -exclamó.

-Lo entiendo Neve, pasa.

Se sentó frente a él. No le quitaba la mirada de encima.

-Muy bien, comencemos.

Ambos se pusieron de pie y repasaron todas las escenas donde ambos personajes dialogaban hasta terminar con la escena final.

-No podía dormir -habló Neve.

-Ni yo. Mi tía...

-Si, estuvo aquí.

-Como podría compensar tal comportamiento -se acercó más a Neve.

-Después de lo que ha hecho por Lidia, y sospecho que también por Jane... -fue ella quien se acerco esta vez -. Yo soy quien debería compensarlo.

-Debe saber...seguramente debe saber que fue por usted -su mirada se clavó en la joven chica -.Es demasiado generosa para jugar conmigo. Se que hablo con mi tía anoche y eso me dio la esperanza que escasamente me había permitido tener antes. Si sus sentimientos son los mismos que en abril, dígalo de una vez... -El pulso de Neve comenzó a acelerarse y sus mejillas se tornaron coloradas -. Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciara para siempre. Si...

Cada vez el maestro avanzaba más hacia ella.

-...si sus sentimientos hubiesen cambiado -continuó -, tendría que decirle que me ha hechizado en cuerpo y alma y la amo. La amo, la amo, la amo. No quiero estar sin usted otro día.

-Entonces... -Neve besó la mano mientras hablaba cortado - sus manos están frías.

Algo en el ambiente había cambiado.

Ya no eran Elizabeth ni Mr. Darcy.

Eran Neve y Lloyd quienes se besaban en secreto sobre el escritorio.

Eran Neve y Lloyd quienes se besaban en secreto sobre el escritorio

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La chica que sentía lo que era un corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora