Neve Balk es la chica que siempre esta soñando despierta, la que se enamora del artista que jamas la consideraría arte, la que tiene por primera vez el corazón roto.
-Y dígame, ¿realmente a usted le gusta pintar o solo lo hace para complacer a su padre? -dijo Lloyd.
Habían dado como diez vueltas por todo el lugar hablando de cosas filosóficas y demás. Realmente Neve areciaba la conversación con él pues parecía derrochar sabiduría y ella le fasinaba un buen hombre con una buena plática.
-Pintar es una de los mayores placeres de mi vida señor Bowers...perdón -se corrigió - Lloyd.
Neve sentía un cosquilleo al decir su nombre, como si estuviera cometiendo un pecado, como si alguien la fuera a escuchar y a juzgar por ello.
-Pues deje decirle señorita Neve que es mu buena en ello.
-Muchas gracias, ojalá mi padre lo viera de la misma manera -suspiró.
Miró a su padre con esa cara de presunción y ego por los cielos.
-¿Su padre no la apoya?
-El cree que solo estoy haciendo esto como un hobbie, el no piensa que tenga futuro.
-Suena como si su padre estuviera celoso de usted.
-¿Usted cree eso? -sonó sorprendida pues nunca lo había pensado de esa manera, pensar que un artista reconocido estaría celoso del talento de su hija parecía increíble.
-Podría apostar a ello -miro su muñeca y levantó las cejas -. Es tarde, debo volver a mi apartamento y terminar el trámite y los permisos para la obra de teatro. Lamento dejar esta conversación pendiente pero estoy seguro de que me hará el honor de concederme una de sus tardes.
-Sería un placer -hizo una reverencia breve y se despidió.
Fue al primer baño que encontró y mientras se veía en el espejo, noto la sonrisa coqueta que tanto había ocultado bajo una cara de niña inocente.
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