The Purge |||Camren|||

II

Capítulo II: «Double Cross.»
[Lauren POV]

La sirena retumbó por todas las calles de la ciudad, todas las calles de América y toda mi casa. Cerré mis párpados antes de suspirar, sabiendo que ahora mi padre y hermanos saldrían a matar. Fue el grito de mi madre el que me hizo volver a la realidad, y abrir los ojos. Tenia lágrimas en los ojos y las manos tapando su boca. Mi hermana Taylor estaba recostada sobre la puerta que separaba el salón de la cocina, jugando con sus cuchillos. Y mi padre estaba tan recto como una estatua, justo detrás de mi hermano.

—¿Que haces Chris?— Gritó mientras mi padre tan solo visualizaba la escena y Taylor se impacientaba para irse a cazar.

Christopher, mi hermano menor de dos años que yo, apuntaba contra mi su nueva pistola. Su dedo rozaba el gatillo y él sonreía en silencio mirándome a los ojos.

—Suplicame.— Dijo y mi padre suspiro mirando hacia otro lado. —¡Suplica!— Volvió a gritar, llamando mi atención.

Mi corazón no dejeba de aumentar sus latidos, mis piernas temblaban y mi boca.. Era incapaz de contestarle. Sabia que la purga convertía las personas en monstruos, pero no sabía que uno de ellos estaba bajo mi techo. Se acercó aplastando mi frente contra su pistola, haciendo que cerrará los ojos, por miedo.

—He dicho que me supliques para dejarte con vida.— Susurró a mi oído.

—N-No..—

—¿Como?— Preguntó con una fina sonrisa

—Nunca he suplicado por nada, y no empezaré hoy.— Contesté las lágrimas rodando por mis mejillas, encaminadas hacia mi barbilla.

—Lauren..— Susurró mi madre intentando acercarse a mi, pero Chris se lo impidió empujándola hacia atrás. Ahí tampoco actuó mi padre.

—Matala de una vez y vámonos.— Gritó Taylor descontenta, los brazos cruzados y sus cuchillos en las manos.

—Taylor.. Callate.— Dijo Chris con un tono tranquilo. —Lauren, te he dado la oportunidad de suplicar, ¿verdad? Y no la has aprovechado.— Dijo con un falso suspiro antes de rodar los ojos y reír. —Lo siento hermanita.— Concluyó levantando la pistola hacia mi, preparado para apretar el gatillo.

Apreté mis párpados pero aún así las lágrimas seguían corriendo y a cada segundo que pasaba la intensidad aumentaba, fue a ese exacto momento que me di cuenta que enserio me había dolido. Mi propio hermano tenia tanto odio hacia mi que llegaría a apretar un gatillo para eliminarme totalmente. Un tiro. Y abrí los ojos. Vi la expresión de sorpresa que tenia mi hermano en el rostro y mi padre la pistola en la mano apuntando la mano de Chris.

—Corre Lauren, corre.— Dijo mi padre y salí tan rápido del salón como pude.

Mis lágrimas me impedían ver con claridad y me tropecé contra el armario del pasillo antes de rebuscar mis llaves del coche y salir de mi casa en unos segundos. Escuché gritos, debían de ser de Chris, y también escuché otro tiro. Frente a mi, el hijo menor de la familia Garren estaba destripando el viejo vecino del final de la calle. Lo peor sin duda era ver como el niño de treice años disfrutaba matando. Limpié mis lágrimas con la manga de mi sudadera y me subí al coche. Cerré las puertas con seguridad y seguí mirando mi casa por unos segundos. ¿Como podíamos haber llegado a esto?

—¡Lauren!— Escuché gritar y todo mi cuerpo tembló. —Si te vas, te encontraré. ¿Me oyes?— Dijo Chris saliendo de la casa, cargando su pistola.

Encendí el motor del coche sin esperar e hice marcha atrás para salir de este agujero. Chris sonrió y empezó a tirar, sin mirar ni preocuparse por nada. Apreté el acelerador tan fuerte que pensé que lo rompería pero no, tan sólo me llevaba lejos de mi hermano. Entre comillas bastante grandes, lejos del asesino que debía evitar durante las próximas doce horas. Sin contar con el resto de monstruos que debía evitar.