Capítulo 4: "Un ángel pero a la vez un demonio"

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Días después:

Gokú terminaba el entrenamiento en el gimnasio y fue a la oficina de su maestro.

Maestro todo está en orden, ya les asigne los grupos a los entrenadores decía Gokú sonriendo.

Muy bien, hijo, ahora hazme un favor: el chofer en estos momentos está ocupado acompañando a mi nieta y a mí ahijada en sus compras por la ciudad, ¿tú podrías hacerme el favor de acompañarme a recoger a mi nieta al aeropuerto?, dijo el anciano.

Claro maestro, dijo Gokú sonriendo.

Entonces toma, estas son las llaves del auto, dijo el maestro.

Gokú tomo las llaves y en compañía de su maestro partieron al aeropuerto.

Minutos después: "Aeropuerto"

Una bella jovencita pelinegra caminaba por la sala de espera jalando su gigantesca maleta de ruedas.

Mientras tanto el anciano maestro junto al joven de cabello alborotado miraban por la inmensa sala la llegada de la jovencita.

Allí esta, dijo el anciano, haciendo girar a Gokú hacia donde miraba el anciano que movía su mano para que su nieta fuera a donde se encontraba.

El joven de cabello alborotado quedo embobado ante la presencia de la bella jovencita pelinegra que venía con un polo color lila ceñido a su cuerpo, minifalda negra y botas negras.

¡Abuelito¡ dijo Milk corriendo a abrazar a su abuelo dejando su maleta en medio camino y al notar la presencia de un joven extraño junto a su abuelo dijo con voz autoritaria: Ve a recoger mi maleta, que esperas para algo te paga mi abuelo.

Gokú no dijo nada solo camino a tomar la maleta, mientras el anciano maestro trataba de explicar la confusión.

Minutos después:

Sea, como sea, está haciéndole de chofer, además no es de la familia, decía la pelinegra que por momentos miraba al apuesto jovencito de cabello alborotado que conducía mientras este miraba através del espejo a la bella pelinegra.

No hija, Gokú es para mí un nieto más, decía el anciano, tomándose el brazo.

Maestro ¿está bien?, dijo Gokú preocupado mirando a su maestro mientras se detuvo por el cambio de luces del semáforo.

Si hijo, no te preocupes, dijo el anciano.

¿Te sucede algo abuelo?, dijo Milk.

No mi niña, solo quiero que procures llevarte bien con Gokú, dijo el anciano mirando al mencionado.

Pides mucho abuelo, dijo la pelinegra.

No se preocupe abuelo, ya verá que con el tiempo su nieta y yo aprenderemos a llevarnos bien, dijo Gokú sonriendo de manera encantadora, mientras Milk evitaba mirarlo dirigiendo su vista hacia la ventana.

Luego de unos minutos Gokú llego a la mansión, la bella pelinegra bajo del auto junto a su abuelo, mientras Gokú llevaba la maleta de ella.

Hijo ¿podría ayudar a llevar su maleta a mi nieta hasta su habitación?, dijo el anciano.

Si abuelo, no hay problema dijo Gokú.

Su habitación es la que está al frente de la tuya, dijo el maestro, mientras Milk miraba impactada a su abuelo al enterarse que tendría cerca a aquel jovencito.

Gokú llevo la maleta hasta la habitación de la pelinegra que no pronuncio palabra alguna en el trayecto.

Esta es tu habitación, dijo Gokú sonriendo.

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