Capítulo 7: "Sentimientos extraños"

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El joven de cabello alborotado estaba de los más divertido después de haber tomado como seis copas de licor, cuando de repente vio separarse de Vegueta a la bella pelinegra que caminando despacio se dirigía dentro de la mansión.

Será mejor que me vaya a descansar dijo Gokú, despidiéndose de todos y tratando de mantenerse en pie mientras entraba dentro de la mansión.

El joven entro y se encontró con la bella jovencita pelinegra que subía las escaleras lentamente sujetándose de la pared. Gokú logro alcanzarla y abrazo de la cintura y le dijo muy cerca del oído te ayudo muñequita, no te me vayas a caer.

La pelinegra no dijo nada solo dejo que el joven de cabello alborotado la ayudara a llegar a su habitación.

No debiste, beber, dijo Gokú riendo.

Mira quién lo dice quién también tomo igual que yo, dijo la pelinegra sonriendo por primera vez.

Te vez más bella cuando sonríes dijo Gokú acariciándole el rostro con una de sus manos mientras la apegaba a la pared de la habitación de la pelinegra.

Intentas seducirme, dijo Milk sonriendo.

No, yo solo quiero ganarme tu amor, dijo el joven de cabello alborotado para luego acercar su rostro lentamente al de la jovencita pelinegra y besar suavemente sus labios. Milk no supo porque, pero se dejo llevar por los cálidos labios del jovencito de cabello alborotado.

Ambos jóvenes se besaban dulcemente, por algunos minutos cuando en eso el beso fue interrumpido por unos pasos que subían hacia el pasadizo donde ellos se encontraban.

Milk alejo a Gokú de ella suavemente y le dijo: esto no debió pasar, mientras entraba a su habitación y cerraba la puerta y Gokú sonreía mientras tocaba con sus dedos sus labios.

Al día siguiente:

Un par de pelinegros despertaban en sus respectivas habitaciones con un dolor de cabeza terrible después de la cantidad de alcohol que habían ingerido.

Habitación de Milk:

Hay mi cabecita, se quejaba la pelinegra tomándose la cabeza con ambas manos, mientras una amable mujer le daba un vaso de agua y unas pastillas.

Tómelas mi niña con ello se sentirá mejor, decía la amable mujer.

Hija ¿porqué bebiste así?, si tú no estás acostumbrada, decía su gigantesco padre mirándola con reproche.

Hay cariño, siempre hay una primera vez, no seas tan severo, decía su madrastra.

Como no, mami, papá tiene razón, Milk no debió tomar así una señorita de nuestra clase no hace eso, dijo Lunch mirándola y riendo de ella.

Por eso eres mí preferida, porque tú no me das problemas y siempre haces lo correcto, no como Milk que parece que le encanta hacerme rabiar, dijo el padre de la pelinegra con molestia.

Mientras en otra habitación:

Maestro, ¡disculpe¡ decía Gokú tomando unas pastillas.

Hijo, ¿porqué tomaste si nunca antes lo has hecho?, dijo el maestro.

No lo sé abuelo, pero no lo volveré hacer, decía Gokú tomándose la cabeza con sus manos.

Eso espero, por tu bien, no sé que les paso a ti y Milk para tomar así, dijo el anciano.

En eso el jovencito de cabello alborotado, trataba de recordar lo que ocurrió el día anterior. No creo que haya pasado, debió ser un sueño, un hermoso sueño, pensaba Gokú recordando el dulce beso entre él y la pelinegra, mientras su corazón latía con fuerza

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