Mia... pequeña intrusa...

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Los ojos de Rose percibieron la oscuridad de la habitación. Sentía un dulce dolor en su cuerpo que le acaricio como un fantasma. Se estiró como si de un recién nacido se tratase justo al despertar. Un gemido se extendido por sus labios. Abrió los ojos. Se sentó asustada en la habitación en penumbras. ¡Mierda santa! Estoy hasta el cuello en porquería, se dijo. Un gruñido gutural se escuchó desde su lado izquierdo de la cama. Flashes de lo que había ocurrido aquella tarde se extendió en su cerebro. Volteo de forma lenta, encontrándose a un macho de aspecto salvaje mirándole con atención y malicia.

-No me jodas-. Dijo Rose sin pensarlo. El sonido de una risa animal la hizo saltar.

-Esa no es una opción-. Dijo el macho aun riendo. Rose sintió unas manos apoyarse como una serpiente rastrera sobre su espalda. Ella se arqueo.-Es lo que haré en este momento-. El macho se instaló de rodillas en sus espaldas y atrapó su cuello pegándose a él. La dureza en su espalda le dijo a Rose que hablaba en serio. Ella gimió. El macho rastrillo su hombro con sus colmillos y sus dedos se arrastraron por su sexo mientras torturaba su vagina. Fire gruño cuando sintió que el cuerpo de su hembra se humedece sobre sus dedos. Gruño. Rose sintió el momento justo en el que los colmillos del macho se empezaron a instalar en su piel. Duele, pensó mientras se sacudía para soltar el agarre del macho. Él apretó con más fuerza y la alzó hasta que la cabeza de Rose se instaló en el hombro del macho. Rose sintió el momento justo en el que el macho la bajo hasta que la punta erecta de su falo la empalo con fuerza. Fire apretó el agarre de sus dientes sobre su hombro hasta sentir el sabor de la sangre de Rose sobre sus colmillos. Gruño con fuerza.

Rose gimió, ¿Qué me hace? Pensó ella. Sus paredes vaginales se apretaron con fuerza sobre la verga del macho, este gruño justo antes de acelerar sus movimientos y apretar aún más fuerte el clítoris de Rose. Ella gritó, gimió y gritó nuevamente hasta que sintió la presión del macho en el interior de su canal.

-¡Fire!-. El macho aulló, Rose sintió el color adentrándose en su cuerpo. Abrasador, candente, fuego, pensó cuando gimió una vez más cuando su propio orgasmo la aplastó con fuerza. Fire bajó la cabeza hasta su hombro nuevamente, esta vez dejando besos posesivos; no había suavidad allí, no había ternura, solo había una sed insaciable por poseer algo que nunca había soñado en tener...

-¿Qué estás haciendo?-. Pregunto. ¿Qué está pasando? El..., el, quiere comerme..., él está... ¡Dominándome!-. Pensó con alarma. Abrió los ojos con amplitud. Y se sacudió para alejarse del macho. Él se lo impidió. Sintió la presión incómoda en su vagina. -¿Qué es eso? ¡Suéltame!-. Dijo.

-¡Quieta! Mi pequeña intrusa... no te muevas. Me hinchó en mi base. Será doloroso para ti y para mí si te mueves-. Ella lo hiso. El volvió a inmovilizarse. -¡Dije, quieta!-. Rose se estremeció. Sintió el dolor en su hombro.

-¿Que me has hecho?-. Pregunto. El succiono uno de sus hombros mientras acariciaba el lado contrario con sus dedos. Ella tembló por el débil dolor que se coló en su sistema. Sus cabellos salvajes hicieron cosquillas a su rostro.

-Solo marque lo que es mio-. Dijo con calma. ¿!Qué, qué!? Pensó la mujer con alarma.

-¿!Que!? Oh claro que no. Óyeme bien, gran tipo. YO. NO. SOY. TUYA. ¡Yo no soy de nadie! ¿Me copias?-. Dijo con rabia justo antes de que se separará con fuerza del macho, haciendo que ambos jadearon-. El macho le gruño con rabia. Ella tomó una de las sabanas del piso y salió corriendo de allí. Fire miro a la mujer correr y sonrió con los colmillos expuestos. Corre, corre mi pequeña intrusa. Pensó. Rose saltó cuando un aullido atronador llenó sus oídos haciéndoles retumbar. Rose pudo escuchar el momento justo cuando los pies del macho iniciaron su persecución hasta ella. La puerta de entrada aún seguía abierta, gracias diosito lindo, pensó Rose. Se iría, escaparía de allí tan rápido como podía. Las manos le temblaron cuando con rapidez trato de abrir la puerta del todo terreno.

Fire. Nuevas Especies. Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora