Los puntos sobre las íes

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Subió las escaleras procurando no hacer ruido; sabía que María lo iba a estar esperando y sabía también que aun le quedaban dos pisos por subir y que desde ahí era imposible que ella lo oyese, pero aun así, anduvo con delicadeza sobre los escalones de mármol.
Un piso más.
Se plantó jadeante (por aguantar la respiración durante ese último tramo) delante de la puerta de María, que se alzaba aparentemente infranqueable en toda su robustez... Claro que él tenía la debilidad de toda puerta: la llave.
Dalas estaba convencido de que María no tenía ni idea de que él aun guardaba su copia de las llaves con recelo, como si en el fondo hubiese sabido que este día iba a llegar eventualmente.
Con sumo cuidado, deslizó la llave en el cerrojo y giró lentamente evitando causar demasiado ruido. Una vuelta, dos vueltas y media y...
Se oyó un chasquido al otro lado de la puerta.
Dalas se quedó inmóvil, aguantando de nuevo la respiración y afinando el odio como nunca antes lo había hecho.
Nada.
Debía ser su imaginación.
Empujó la puerta lentamente y antes de que la consiguiese abrir del todo, el tiro de la escopeta de María ya le había arrancado el brazo con el que sostenía el pomo de cuajo.

Miare's Project: REVENGE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora