Years. [Kellic]

003

Kellin entró a su casa, su mamá estaba en la mesa trabajando desde la computadora, era bastante temprano y más tomando en cuenta que era viernes, cuando suele llegar más tarde, o al menos así era en Londres. Parecía apurada por la forma en que escribía sin siquiera mirar el teclado y parecía no equivocarse.

—Hola —. Dijo él

—Invité a los Fuentes a cenar el sábado

—Que bien —. Dijo Kellin sin darle mucha importancia

—¿Por qué jamás supe que tú y Vic no eran amigos? Y que de hecho eras grosero con él

—¿Me vas a regañar por algo que hice hace diez años? Porque si quieres yo también me voy atrás en el tiempo y a ver quien gana

—¡No me retes, Kellin Quinn! Vete a tu habitación y ve pensando en una disculpa para Vic

—¡Que el trabajo te tenga loca y que no soportes si quiera verme no es mi maldita culpa! —. Gritó y subió corriendo todas las escaleras hasta su habitación,  a veces era difícil vivir con su madre.

Cerró la puerta dejando salir todo su enojo y no pudo controlarse. Era tranquilo normalmente, pero también podía ser la persona más explosiva del mundo. Comenzó a golpear las cosas de su habitación, a tirar todo. Como todo un niño haciendo berrinche. Terminó hecho bola en el piso, se dio cuenta de lo mal que pudo haberse visto eso y se paró inmediatamente del suelo.

Acomodó lo más que pudo, lo que había roto lo levantó y tiró en la basura. Se sentía bastante mal por haber medio destruido su habitación. Y se sentía peor por haber vuelto a tener esos ataques de enojo incontrolable que no tenía hace ya unos tres años.

Con tantas cosas en la cabeza pensó en su exnovio, Connor, por que si, Kellin era gay, con quien había terminado unos días antes de irse de Londres. Solían ser muy unidos pero luego todo comenzó a echarse a perder y cuando Kellin le dijo que se iría decidieron terminar como amigos, pero no hablan desde ese día.

Se sintió como esas veces que estás tan melancólico que extrañas hasta a la persona de la que medio te enamoraste en el transporte público.

Miró su libreta de niño, "Vic Fuentes" soltó una pequeña carcajada y comenzó a recordar como solían ser de niños. Vic siempre callado, preocupado por todo el mundo, sin amigos, a veces bastante distante, tranquilo y muy apegado a sus padres, lo recuerda que desde pequeño había querido tocar guitarra, recordó que odiaba leer sus escritos en clase y las exposiciones eran una tortura para él. Sonrió al recordarlo, ¿Qué clase de persona podría odiar a alguien como el Vic pequeño?

Mientras que el Vic de ahora era odioso. Bastante atractivo, fuerte y con un carácter hasta llamativo, pero odioso. Tal vez Kellin estaba sintiéndose muy solo como para que Vic le pareciera lindo, pero lindo de una manera especial, sabía que Vic tendría un poco de amor que dar y por un momento se sintió dispuesto a ayudar a Vic sacar ese poco amor que tenía.

Pero claro que había un problema.
A Vic no le gusta Kellin.
Y jamás le gustará.

Era muy evidente que Vic odiaba a más no poder a Kellin, por algo que había hecho hace diez años. ¿Es qué nadie puede superarlo? Era un niño pequeño y se le hacia fácil hacerlo. No diferenciaba lo bueno de lo malo, no pueden culparlo toda la vida por eso. Él creyó que después de tanto tiempo Vic ya lo había superado, que todos lo habían superado.

Además ¿Quién le había dicho a su mamá que no eran amigos? ¿Vic? ¿Mike?

Vic conducía a su casa, iba bastante rápido, no le daba miedo alguno estrellarse ¿Qué importaba realmente en su vida? Era una terrible persona, posiblemente mucha gente se pondría contenta con su muerte. Tal vez hasta sus padres, se quitarian a su desastroso hijo de en cima y podrían garantizarle una excelente vida a Mike, quien si la merecía.

Pero eso no puede interpretarse como un deseo suicida o algo así. Simplemente es estar listo para morir y que podría llegar hoy o llegar en cincuenta años sin ningún problema. Eso lo hace una persona totalmente normal y hasta más inteligente que todos los demás, según el mismo. ¿De qué sirve vivir temiendo morir si de cualquier forma algún día tendrá que pasar?

Lo que pasa es que todo el mundo tiene sus razones para no estar feliz. Todo el mundo. Hasta la persona más alegre a veces tiene ganas de abandonarlo todo.

Llegó a casa, Mike ya estaba ahí porque salió una hora antes, su madre cocinaba y su padre miraba televisión. La perfecta familia.

—Hola —. Le dijo su padre

—Hola, iré arriba, me hablan cuando este la comida

—Pero a penas llegaste, porque no mejor te sientas a ver fútbol

—Tengo tarea y es mucha

—¿Y tú de cuándo acá haces tarea? —. Interrumpió Mike sentándose a lado de su padre mientras comía un yogurt

—Desde hoy —. Subió corriendo sin esperar contestación

Realmente no iba a hacer tarea, sólo no quería convivir con su familia. Estuvo un rato revisando su celular ya que le llegaban muchas cosas y luego sólo estuvo caminando de lado a lado hasta que lo llamaron a comer. Nadie le hablo mientras comían por lo que supuso no les había hecho mucha gracia que no se quedara a mirar televisión. Pero además a él ni siquiera le interesa mucho el deporte.

—Vic, la madre de Kellin nos ha invitado a cenar el sábado

—Ajá —. No prestó mucha atención pues estaba más concentrado en su comida

—¿Vic estas escuchando?

—Si, dijiste que iremos a cenar con Kellin y su mamá el sábado —. Entonces se dio cuenta de lo que acababa de decir

—Que bien que estés de acuerdo —.  Dijo su padre

—¡No! No, esperen, ya tengo que soportar bastante tiempo a Quinn en la escuela y ahora esto, no, yo me niego a ir, además tengo mejores cosas que hacer que ir a cenar con la aburrida familia de Kellin, no quiero insultar a nadie pero para desperdiciar mi sábado tengo mejores modos

—¡Víctor Fuentes! No hables así, son nuestros amigos y son gente bastante respetable

—Pues para mi no y son sus amigos ¿Tengo que ir a fuerzas?

—Si, tienes que ir, y no quiero que pongas alguna excusa porque no me importa si te estas muriendo por un paro cardíaco, te voy a llevar de todos modos —. Amenazó su madre

Decidió ya no discutir, con su padre tal vez lograría llegar a un acuerdo pero una vez que ella entraba en la pelea era imposible convencerla de lo contrario a lo que ella quisiera y Vic no tenía ganas de discutir inútilmente. Aunque normalmente lo hacía sólo para hacer enojar a su madre y luego le daba la razón. Le daba gracia hacer eso.