El encuentro.

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IV.


Hadrien Martin

Viernes, 27 de marzo del 2015.



7:04 a.m.




Debería estar ya en el banco, en mi fantástico aburrido trabajo, esto no era para mí, pero tenía facturas que pagar, caminaba lo más rápido que podía en las transitadas y frías calles de Madrid, hasta que mis balances fueron a parar al piso, después de sentir un impacto en mi cuerpo.

—Lo siento tanto, yo estaba con mi celular, no me di cuenta, en verdad lo siento mucho...— Decía la chica con la que había chocado, mientras me ayudaba a recoger mis papeles.

— No te preocupes, no veía por donde venía caminando.— ya con mis papeles en las manos, fije mi vista en ella, esos ojos y ese cabello raro. Claro, era la chica del bar... no mi crush, si no su amiga.— Hola, me llamo Hadrien.— alargue mi mano a su dirección.

Acomodo su bolso en el hombro...

—Mucho gusto Hadrien, mi nombre es Genevieve.— soltó estrechando mi mano, su teléfono sonó interrumpiendo nuestro cambio de miradas.- Lo siento se me hace tarde.

Y sin más salió corriendo, lindos ojos, linda voz, linda chica y que culo se carga.

Comenzó a sonar una melodía, venia de mi bolsillo, mierda, iba demasiado tarde.




Genevieve.
2:39 p.m.



Llevaba esperando más de una hora en el jodido banco, la fila era interminable, por fin era mi turno y la estúpida cajera era una inepta, cometió un gran error transfiriendo el dinero a otra cuenta, ahora debía esperar que algún asesor pudiera resolver mi problema.

El pago al proveedor de las rosas no estará a tiempo, perderemos clientes, me matara mi jefa, y sería una gran pena que prive al mundo de este monumental cuerpo y este culo de infar...

—Señorita pasara a la zona de los clientes, por favor disculpe las molestias, lo arreglaremos, no se preocupe. — Decía una mujer vestida de traje con los tacones más altos que he visto, mientras me conducía a un pasillo con paredes de cristal y piso de madera, el "toc toc" de sus tacones golpeando el piso brillante resonaba por el lujoso pasillo, me indico una oficina hermosa, algún día tendré una así. Lo bueno que soñar es gratis.

—Buenas tardes, mi nombre es Hadrien Martin en que le puedo ayudar.—  Tenía los ojos clavados en la computadora, su voz sonaba menos ronca que en la mañana...

Contrólate Gen, ese pensamiento me trajeron muchos otros indecentes a mi mente y es que con ese hombre díganme ¿quién no?

Desde que Sara lo vio en el bar, fue un flechazo y con traje se ve condenadamente mejor, apuesto que se vería muchísimo mejor sin él. Aunque en el bar, no despego ningún momento los ojos de Sara, hoy en la mañana me miraba, como la miraba a ella, solo hay dos posibilidades, o es un seductor empedernido o mira de eso modo a las chicas que le interesa, pronto descubriré cuál de esas dos opciones es, la curiosidad mato al gato, pero murió sabiendo.


Y yo soy una completa gatita traviesa.


—Tú guapo, me puedes ayudar de muchas maneras.— solté con el tono de voz más seductor y doble sentido que me permitiera mi conciencia.

El despego su mirada de la pantalla del aparato y la fijo en mi sorprendido, algunos segundos después soltó una carcajada al aire y relajo su postura.

Uh, malas señales...

—Sera un placer.

Sus pobladas cejas se juntaron un poco entre sí, y su mirada era muy penetrante.



...Aunque sabíamos que tenía otra cosa aún más penetrante.

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