Las piñatas.

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Hadrien.


—Vamos amigo, no debes estar aquí— Hablo Dexter en un tono bajo para que solo lo escuchara yo y no las demás personas del bar, me halo por mi brazo logrando solo girarme del banco en el que estaba desde hace unas horas.

—La perdí Dex, ahora si la perdí— mi voz salía ronca de mi garganta, quizás efectos del tequila que raspo mi garganta o efectos de las malditas emociones vulnerables en mí, mis palabras tropezaban con otras gracias a que sentía entumecida mi lengua, mi mirada fija en las botellas vacías en la barra, pero mi mente totalmente divagaba en ella. En mi chica.

Dexter dejo escapar un suspiro y se sentó en el puesto vacío a mi lado — Hadrien eres más fuerte que esto, llevas dos días sin asistir a trabajar, no puedes seguir así— no, no podía seguir sin ella. Diablos, ¿Qué me ha hecho?

—Ella tiene toda la razón—tome el ultimo trago de una de las botellas hasta dejarla sin una gota, mi nariz se arrugo a la par con mis labios, pero ya no ardía como la primera botella, desde la segunda dejo de arder tanto.

—¿de qué hablas amigo?

—Me llamo alcohólico, idiota y cobarde— deje fluir una sonrisa carente de humor— y creo se quedo totalmente corta en describirme. Ella y mi padre se llevarían muy bien ¿no lo crees? — gire mi vista por primera vez en la tarde hacia mi amigo con el ceño fruncido.

—Claro que no, tu no eres nada de eso. — negó con su cabeza, frunciendo aun mas el ceño — tu padre y Genevieve se pueden ir al car...— dejo las palabras al aire cuando mi vista se intensifico en él, Dexter fijo su vista rendida a la barra e hincho el pecho expulsando todo el aire que contenía, con dos de sus dedos, masajeo sus cienes— Bien, no te toco a tu princesa, pero vámonos amigo necesitas descansar.

—Boca floja— le grite torpemente al hombre de color de unos cincuenta años, Roman. El dueño del lugar, le hablo a Dexter para que me viniera a buscar, según él no quería meterse en asuntos por intoxicación de alcohol.

—De nada muchacho— su bigote adornado por sus canas bailaba a mismo ritmo de su risa, idiota.

ormirás conmigo unos días — me informo Dex, al mismo tiempo que pasaba mi brazo por sus hombros, sacándome del establecimiento—Debo cuidarte —el aire frio por fin dio en mi cara, estaba obscureciendo, llevaba un día entero metido ahí, vaya que lindas flores tienen en la entrada, a ella le gustan las flores, siempre contempla las que se cruzan en mi camino, coloque una mano en mi estomago y las mire más de cerca.

—¡oh demonios Martin! —grito mi amigo a mis espaldas mientras yo me concentraba en expulsar el liquido viscoso y agrio fuera de mi sistema digestivo, pobres flores, ella me mataría. —tendrás una resaca de mierda.




24 de mayo del 2015.


Genevieve.


Mire al reloj una vez más, solo quince minutos para poder salir a comer, estos días se habían convertido en una rutina y no era que me molestara simplemente a veces era aburrido y cansado. Stella acomoda unas flores en el aparador, barría unos cuantos tallos que habían caído, la campañilla de la puerta sonó por el pequeño local avisando un nuevo cliente.

—Buen día, bienvenido a la florería Toscana ¿en que le podemos ayudar? — escuche a mi jefa decir con un tono notablemente contento, ¿Dónde demonios estaba el recogedor?

—Hola, necesito ir a visitar a mi abuela al hospital y quiero llevarle unas flores nada caro— gire mi cabeza como la niña del exorcista, esa jodida voz.

—¡oh hola Gen que sorpresa encontrarte aquí! — su falso tono de sorpresa se notaba a kilómetros, si no estoy equivocada Hadrien me había dicho que él era de Irlanda y absolutamente toda su familia estaba haya, ¿Qué esta tramando este asqueroso pelirrojo?

—Unas margaritas, serán la mejor opción, lindas y a buen precio — Stella hablaba mientras le enseñaba unos cuantos ramos de flores sencillas, mi vista seguía clavada en ese idiota, la mueca de disgusto en mi rostro era realmente visible, lo sabia por la incomodidad de Dexter, y su mirada nerviosa.

—Bien, me llevare estas ¿tu amiga me cobrara verdad? — tomo uno de los ramos de margaritas blancas cortando la explicación de mí jefa, mientras camina hacia mi y sacaba su billetera. Seguía clavada en mi lugar, aferrando la escoba a mis manos, rechazando el impulso de tirársela o partirle la cabeza con ella.

—Gen...—carraspeo Stella, sacándome por completo de mi imaginación, visualizaba como lloraría y lo tomaba como piñata.

—si claro—Aclare un poco mi voz y me dirigí al escritorio donde se situaba la bonita y antigua caja registradora combinaba muy bien con el lugar, tome el billete que tendió en mi dirección.

—Gen, tienes que buscar a Hadrien—Tecle el precio de las flores, ignorando por completo al idiota enfrente de mí, que sínico—Te necesita de verdad, necesitan aclarar unas cosas, has mal interpretado unas cosas y...

—Aquí tiene su nota Señor, que tenga lindo día—corte los susurros, entrándole el pequeño ticket y sus flores que había situado en el mostrador.

—Linda solo faltan cinco minutos para la comida, tómatelos y ve a comer con tu amigo para que charlen mejor—Stella le sonrió ampliamente al pendejo ese, Dexter se limitó a regalarle un guiño con su ojo izquierdo.

¿es enserio jefa? Mátame jefa.

Tendré dos nuevas piñatas.

Babygirl XXLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora