Amigo ¿nuevo?

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Y tú ¿cómo describirlas a este mundo? Lindo, pequeño, algo grande por descubrir. Tal vez, pero eso solo lo puede decir alguien que esta feliz con su vida, alguien quien no ha sufrido y ha podido salir adelante, alguien quien es fuerte y que tiene gran perspectiva y siempre es positivo.
Envidio a todas esas personas, no, mejor dicho odio a todas esas personas, quisiera ser como ellas, quisiera ver el mundo como ellos lo ven, quiero reír sin preocuparme que en una hora llorare. Pero yo no soy así, yo no soy fuerte, yo no puedo defenderme. ¿Como es que sigo vivo? No lo se.

Me mire al espejo por ultima vez, mordí mi labio inferior mientras me criticaba, ¿estará bien mi vestimenta? ¿estaré exagerando? Un pantalón negro sencillo, tenis negros, una camiseta de mangas largas negra y este gorro gris ¿se ven bien? Acomode mi flequillo hacia el lado izquierdo, respire profundamente, -todo estará bien- me dije en un susurro.
Tome mis cosas para ir a la escuela, ¿para que ir si nunca pongo atención? Coloque los audífonos en las entradas de mis oídos y salí de mi habitación, como ya era costumbre nadie se encontraba.

Salí con un poco de temor de la casa, el aire frío de octubre golpeo mi cara, aguantando el frío por no haberme puesto un suéter comencé la caminata hasta la parada del transporte público.
A lo lejos pude ver como una pareja de ancianos caminaba tranquilamente ¿a dónde irían? Reían y se tomaban de las manos como adolescentes, ¿eso era... Felicidad?

Seguí mi camino hasta que por fin llegue a mi parada, sentía como mi cuerpo temblaba como reflejo de la falta de calor, de pronto la música paro, con un poco de enojo y frustración saque mi celular para ver que era lo que sucedía.

-Maldita sea- dije haciendo que todos los presentes voltearan a verme.

Era una llamada, y con sólo ver el nombre en la pantalla sabia que algo iba a salir mal, di un suspiro y de mala gana conteste.

-¿Que quieres?- dije de mala gana.
-Despertamos de malas- escuche su maldita sonrisa, odiaba a esta tipa -solo te llamo para decirte que el director esta en la puerta, y no esta dejando pasar a la institución si no traes tu credencial​ estudiantil.

¡Lo que me faltaba! Sin despedirme o agradecerle por la advertencia comencé a revisar como loco mi mochila para ver si traía la maldita credencial.
El camión se detuvo y las personas comenzaron a subir, maldije mil y un veces ¡la credencial la había olvidado en la cartera con mi dinero! Con resignación camine de nuevo a la casa, ya no importaba si no asistía a la primera clase, por suerte solo era literatura y el profesor es un vejestorio que solo llega a dormir.

Al entrar a la gran casa me di cuenta que algo andaba mal, yo no había dejado la luz de la cocina prendida, bueno ni siquiera había entrado a la cocina, el miedo me invadió, camine hacia tras para poder salir de la casa y llamar a la policía pero para mi mala suerte (que no era novedad) choque con la puerta haciendo un gran ruido, sentí mis piernas temblar ¡este es mi fin!

Un hombre salio, con un arma apuntándome en su mano derecha y en la izquierda una... ¿manzana a medio comer? Me fui resbalando por la puerta de madera hasta estar completamente sentado en el suelo.

-¡¿Quién eres?!- grito el hombre.

Sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo, las lágrimas no tardaron en aparecer, la cabeza comenzó a dar de vueltas, la vista se nublo por el exceso de agua salada en mis ojos.
Sentí un gran golpe en mi estómago, haciendo que mi cabeza cayera al suelo, estaba completamente indefenso, la respiración se comenzaba a complicar.
Pero me sentía feliz, tal vez alguien por fin iba acabar con mi dolor.

El hombre me tomó de los cabellos y me jalo hasta él quedando frente a frente, cerré mis ojos y las lágrimas acumuladas salieron, parpadee varias veces y por fin pude ver con claridad al sujeto, su tez blanca, sus labios descoloridos, el cabello demasiado corto, de color café obscuro como sus grandes ojos, que al verlos sentí una gran tranquilidad que no sentía desde hace unos años.

-¿Quién eres?- dijo con un poco mas tranquilo, pero su voz aun se oía pesada.
-Soy... Alberto Del Valle- dije de inmediato con la esperanza de que me soltara.
-¿Qué eres de este sujeto?

La cabeza me comenzaba a doler por el agarre, pero el miedo y los nervios se habían ido como agua en un río, mire la fotografía que tenía en su mano izquierda ¿dónde estaba la manzana? La fotografía no era muy buena pero se podía distinguir a mi... ¡Padre! El miedo regreso y las lágrimas siguieron fluyendo.

-¡Contesta maldito!
-¡Soy su hijo!- sentí la cabeza descansar, por fin me había soltado, el sujeto se alejo un poco de mi sin quitarme la mirada, sus ojos café eran tan grandes y... ¿lindos? Sacudí mi cabeza para sacar esos pensamientos, seguí sus movimientos, saco su celular, apretó en algunos lugares y lo coloco en su oreja.

Sentía que esta era mi oportunidad para escapar pero no sentía mi cuerpo, como sino tuviera fuerzas y seguí en el suelo, el hombre que vestía completamente de negro, como yo, solo que la diferencia era demasiado grande, el vestía un traje sin el saco, las mangas de su camisa estaban dobladas hasta los codos y sus zapatos hacían ruido cada vez que caminaba, el sujeto comenzó hablar en... ¿chino, japonés, coreano, en... Qué?

Mire su cara, tenia gesto de disgusto, no sabia que hacer, nuevamente nuestras miradas se cruzaron, sintiendo como mi cuerpo temblaba exageradamente ¿esto no era muy buena señal? El hombre guardo el aparato y se acerco.

-Necesito que guardes silencio, porque si hablas, algo grave le puede pasar a toda tu familia.

¿Me estaba amenazando? Pase saliva y lo seguí observando, su cara era completamente neutra, mire el suelo y asentí con la cabeza.

-Buen chico, si tu no hablas podrás seguir con tu vida normal, y quiero que actúes como si nada estuviera pasando, te estaré vigilando.

El hombre se alejó, escuchaba el ruido de sus zapatos hasta que ese sonido desapareció, me levante con gran lentitud, ¡tengo que actuar como si nada hubiera pasado! Eso era un poco fácil, yo siempre actuó frente a los demás.
Camine directo a la cocina para comer un pan para que se me quitara el espanto. ¿Por que el sujeto tenia una foto de mi padre? Trate de tranquilizarme, todavía tenía que ir a la escuela.

•°•°•°•

Entre en el salón justo a la mitad de la clase de química, a paso rápido llegue a mi lugar, de inmediato sentí la mirada de mi prima sobre mi, sabia que al acabar la clase iba a interrogarme del porque había llegado tarde, la puerta se abrió dejando ver al director, sin darle importancia mi vista viajo a la ventana para mirar el cielo que poco a poco se volvía gris.

-Alumnos- escuche la voz ronca del profesor pero no hice caso -les presentó a su nuevo compañero.

¿Un nuevo alumno? ¿a mitad del semestres?

-Es un gusto.

Sentí mi corazón latir mas rápido, esa voz... Se me hacia conocida, mi mirada viajo hasta el frente y lo vi, el hombre de esta mañana, pero completamente diferente, con una sonrisa, una sonrisa blanca y perfecta. Y maldita sea el único lugar desocupado es aun lado mío, ¡te maldigo Roberto por no haber venido hoy!
El hombre o el nuevo compañero camino hasta la silla y tomo asiento.

-Te dije que te vigilaría.

Su voz resonó en mis oídos, los nervios me invadieron. Lo mire, su sonrisa era de temer.

-Espero que no llevemos bien, nuevo amigo.

¿Por qué mi vida cada día empeora?
¿Por qué?

¿Me haces un favor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora