¿Suicidarme? Si soy un cobarde

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Mire a Logan salir por mi ventana, el corazón me dolió, me dolió demasiado, las lágrimas salieron sin control, me sentía a la mitad, solitario, traicionado y triste
Aunque ya sabía cual era la verdadera intención de Logan desde el primer día nunca pensé que en realidad lo haría, pensé que yo seria la causa de que dejara su "trabajo" a un lado y cambiara de vida, pero no fue así, me sentía usado.
Camine a mi cama que aun olía a la noche con él, sin importar que estuvieran las sabanas sucias me acosté en ellas, si la vida no tenía sentido ahora menos lo tenia, tenía que desaparecer de este mundo lo mas pronto posible, pero ¿como? Miles de veces me había mirado al espejo para animarme a suicidarme pero nunca lo intente, me daba miedo, demasiado. Jale un cojín y lo abrace, necesitaba consuelo, pero ya no había nadie, cerré mis ojos para sacar las lágrimas pero estas salían sin parar, definitivamente yo no debí de haber nacido.

Tan solo miraba a mi familia llorar, gente hipócrita, mi madre estaba llorando exageradamente, mis primos solo miraban y bajaban la cabeza cada vez que nuestras miradas se cruzaban.
Son las seis de la tarde, había estado en mi cama hasta las cuatro, me había quedado dormido de tanto llorar, Carla había entrado a mi habitación con fruta picada y un vaso con jugo de uva, pero solo había recibido gritos de mi parte para que me dejara solo, ella no tenia la culpa de nada pero aun así la trate mal.
Sentí de nuevo las lágrimas aproximarse, pero lo mas raro era que no lloraba por la perdida de mi padre, sino por Logan, me dolía mas saber que solo había sido su juguete que ver a mi padre dentro de una caja con velas en las esquinas.
Mi padre nunca había estado atento a mi, nunca me llevó a jugar, nunca me dio un consejo, nunca me puso atención, cuando hacia algo bueno siempre me comparaba, nunca fui su hijo perfecto, ¿alguien así merecía cariño?, yo creo que no, era mi padre, pero jamas lo vi como tal.
Me harte de todo el asunto, comencé mi caminata para ir a mi cuarto, ya no podía soportar ver la escena, quería estar solo, no necesitaba a alguien diciéndome que "todo iba a estar bien" o que "por algo pasan las cosas " frases idiotas de gente idiota.
Cerré la puerta con llave, mi cama estaba limpia y arreglada, de seguro una de las sirvientas habían venido, el aroma a Logan había ido, mire la ventana, como deseaba verlo entrar pero eso jamas pasaría, mis manos comenzaron a temblar, mi piel comenzó a arder, mis piernas me comenzaron a fallar.
Mi cuerpo gritaba desesperadamente por ese hombre que me había llenado mi vida en unos cuantía días, ese hombre que entro en mi frío corazón para dejar un gran hueco, ese hombre que me pedía que no volviera a caer, que no me hiciera daño, que me había hecho sentir amor, que me había ilusionado por un futuro, que...
Ya no puede mas, fui directo a mi librero, sin saber donde había dejado mi pedazo de metal, saque todos mis libros, uno tras otro, hasta que por fin lo encontré, levante la manga de mi camisa negra y pase la navaja muy lentamente por mi piel, la sangre comenzó a salir, el ardor no se hizo esperar, una y otra vez, hasta que me sentí un poco tranquilo, pero mi dolor seguía, las ganas de seguir llorando permanecían, ¿que mas debía de hacer? Como un rayo la trsitesa se convirtió en enojo, ¡maldito Logan! Solo había jugado con mis sentimientos, sólo había venido a divertirse, ¡lo odiaba! Lo odiaba con todo mi corazón, coloque la navaja en mi cuello, si no recordaba mal, una gran cortada profunda y mi vida se iba a la mierda.
-u... una... do... dos... y... tre... tres....
Pero no hice nada, soy un maldito cobarde, un inútil, que ni puede acabar con su vida.
Deje caer la navaja en el suelo, me tire en mi cama y seguí llorando, claro que no odiaba a Logan, lo amo, pero lo que había hecho no podía tener mi perdón.
-Primo ¿estas aquí?- escuche la maldita voz de mi prima.
Trate de tranquilizar me.
-Si, si aquí es... estoy.
-¿Quieres algo de comer?
-No tengo hambre, gracias.
Escuche un gran suspiro y el ruido de sus zapatos alejándose, me limpie las gotas saladas que resbalaban por mis mejillas, me levante y fui a mi escritorio, tome mi libreta y el lapicero negro, una idea me venía a la cabeza, no sabía si era una gran idea o solo una estupidez, pero de que con ella iba a terminar mi sufrimiento, lo iba a terminar, solo me hacia falta dos cosas, una buena historia y al hombre de ojos marrones.

¿Me haces un favor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora