"Hijo perfecto"

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Perdido en mi mundo comencé a caminar en dirección a mi casa, este día se había convertido en el peor, un día mas anotado en mi gran lista.
Tuve que soportar la mirada de Logan, el sujeto de la mañana, ¿realmente me iba a vigilar? Y mas con el maldito interrogatorio de mi prima por haber llegado tarde y todo nervioso.Me coloque los audífonos, la música de One Ok Rock me tranquilizaba.

Me detuve en seco al ver como un auto negro se detenía frente a mi, un hombre salio y me empujo dentro de este, caí en el asiento dándome un golpe en la cabeza con algo duro, escuche el portazo y el auto comenzó a moverse, ¿qué estaba pasando?
Me levante con gran lentitud, mi corazón comenzó a latir rápidamente, sentí como mi cuerpo temblaba y el miedo me invadía, si seguía de esta manera me iba a dar la diabetes.

-Hola Alberto- ¡maldición! Es Logan -necesito que hagas algo muy importante.

Desvíe mi mirada, sus ojos de color café me intimidaban, su rostro neutro, y su porte transmitían seguridad y miedo, mire al frente, un hombre vestido completamente de negro conducía, trate de mirar su cara pero su sombrero me lo impedía.

-¿Qué... Qué tengo que hacer?- el temblor de mi voz no se hizo esperar y se presento ante todos.
-Necesito que investigues a tu padre.

Abrí mis ojos como platos, jamás pensé que me pediría eso, ¿investigar a mi padre? Mire a los grandes ojos de Logan, ¿tal vez sólo estaba bromeando? Pero eso no parecía.

-Y... ¿si me niego?- ¡maldición, maldición! con esta pregunta estaba cavando mi propia tumba.
-Si te niegas- en ese momento Logan sacó su maldita arma ¿dónde la tenía escondida? sentí que este era mi fin -si te niegas puede que no vuelvas a ver el día de mañana.

Esta bien, puede que quiera ya no pertenecer a este mundo, pero... la muerte me daba miedo, cerré mis ojos por impulso.

-¡Contesta maldito mocoso!- su voz era tan gruesa y terrorífica.
-Si, si... haré todo lo que me digas.
-Buena decisión, necesito que busques unos papeles que digan, “Nuevo plan de trabajo” o sino algo como sus justificaciones sobre sus ingresos ¿entendiste?
-Si...

El auto se detuvo, el sujeto que conducía se bajo y camino hasta la puerta del lado de donde venia, la abrió, tomo mi brazo y me saco del auto.

-Ya sabes, si no quieres que nada le pase a tu familia o a ti, cumple con todo lo que te digamos, ¡ah...! Y en estos momentos tus padres se encuentran en casa.

El auto se alejo, me sentía tranquilo nuevamente, mire a mi alrededor ¿dónde estaba? Con rendimiento suspire y comencé a caminar hasta encontrar algo que se me hiciera familiar y poder llegar  mi casa.

•°•°•°•°•

Respire profundamente al llegar a la gran casa de Los Del Valle, la gran familia, un gran ejemplo para cualquiera, el señor Del Valle, un hombre reconocido por su gran empresa de exportaciones de productos del país, un gran jefe y gran jefe de familia con su grandiosa mujer, una diseñadora de interiores con su gran negocio, una mujer solo dedicada a su trabajo y familia que jamás se ha metido en chismes o problemas y como no, su gran hijo, un joven dedicado a la escuela y futuro heredero de la empresa “Del Valle”.
Demasiada presión para un solo joven.

Metí la llave y di vuelta al picaporte, me mentalicé y puse una gran sonrisa en mi rostro. Si era cierto que mis padres estaban tenía que actuar como el mejor hijo.

-Hijo- la voz dulce de mi madre se escuchó por todo el lugar, como ya era costumbre vestía una blusa gris y una falda no tan larga pero tampoco tan corta de color negro.

Mi padre apareció detrás y solo me sonrío, su traje gris le daba un porte de superioridad y de mando.

-Hola- fue lo único, sentía que si seguía hablando las cosas empeorarían.

-Hijo llegas en buen momento, vamos a comer.

Una sonrisa sincera apareció en mi cara, eran las pocas veces que comíamos juntos, asentí con la cabeza, deje mi mochila en algún lugar y los tres caminamos hacia el gran comedor, las muchachas encargadas de la limpieza comenzaron a servir la comida, -¿ellas se habían dado cuenta del sujeto de la mañana?- la pregunta invadió mi cabeza, pero de inmediato recordé que su trabajo inicia a las once de la mañana y acaba a las nueve de la noche.

-Escuchaste que Carlos obtuvo el primer lugar  de su generación- la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos, aquí vamos de nuevo.

-¿En serio?- hablo mi madre -ay tu hermana ha de estar orgullosa de su hijo.

Carlos, siempre se hablaba de mi primo, él es el orgullo de la la familia, siempre es el ejemplo, tome la cuchara y empecé a jugar con la sopa.

-Hijo- la voz de mi mamá sonó tan delicada que sentí unas ganas de llorar- deberías de juntarte mas con tu primo, se ve que él va a tener un gran futuro,- sus palabras se convertían en cuchillos afilados- aunque tu tienes un buen promedio, pero tienes que echarle mas ganas, todavía te falta un año para entrar a la universidad ¿verdad cariño?

-Si hijo- o no ahora mi padre -tal vez el que lleve la empresa seria Carlos lo veo mas capacitado, -sus palabras llegaron a mi como un golpe haciendo que bajara mi mano y pegara con el plato haciendo que la sopa cayera en la mesa -¡hijo! ¡mira que estas haciendo!

-Hijo por dios, no ves que este mueble es muy caro y tu lo en sucias, no sabes cuanto me costo encontrarlo.

-Lo siento- dije en voz baja.

-No hijo, con un “lo siento” no se le va a quitar la mancha a la madera- mi madre tomo una servilleta y comenzó a restregar rápidamente.

-Ah por cierto- la voz gruesa me puso tenso -tu prima llamo, me dijo que no entraste a las dos primeras clases.

¡Maldita sea! Ahora si no tenía escapatoria.

-Tuve un...- me quede cayado, no podía decir nada -se me olvido la credencial y tuve que regresar por ella y perdí tiempo.

-Si quieres ser como tu primo deberías de ser mas cuidadoso.

-Ay mujer, tu hijo jamás podrá ser como mi sobrino.

Ahora si, sentía las lágrimas a punto de salir, tratando de no romper mi promesa baje la cabeza mirando mis dedos jugando la servilleta de tela.

-Hijo- aunque mi madre hablaba, no dejaba de limpiar su mesa -debes ser mas cuidadoso, o ¿quieres terminar como tu otro primo? Que se la pasa sufriendo por estar como un vago.

-No- rece para que la voz no me fallara.

-Pues ¡pon mas atención a lo que haces! No puedes seguir actuando como un maldito niño caprichoso. Ya se me fue el apetito- mi padre se levanto con fuerza que tiro la silla y con grandes pasos abandono la habitación.

-Ya ves lo que haces- realmente su voz se escuchaba enojada -ya hiciste enojar a tu padre, mejor ya vete a tu habitación.

Sin mas, me levante y con un poco de rapidez salí del comedor, tome mi mochila y corrí a mi habitación.

Cerré la puerta detrás de mi, me recargue y las lágrimas aparecieron de inmediato, tape mi boca con las palmas de mis manos, no podía dejar que escucharan mis gritos.
Me levante y me acerque a mi librero, tomando el libro Diablo Guardián, lo abrí en la página diez, y ahí estaba, una pequeña navaja, la saque y me levante la manga del brazo izquierdo, este parecía una telarañas, cortadas horizontales, verticales y diagonales, puse el pedazo de metal en mi piel, cerré los ojos. Esta era la única manera de sacar el dolor, estaba harto de escuchar historias de lo perfecto que eran las demás personas, ¿por qué yo no soy como los demás? ¿Por qué mi primo tenía la atención de mis padres? ¿por qué las cosas así son? Yo era el hijo perfecto, el que presumían, pero solo afuera de la casa, adentro de esta era un inútil bueno para nada.

-Vamos Alberto, tienes que sacar el dolor de una manera.

Abrí los ojos en busca del dueño de la voz, Logan estaba recargado en el escritorio que tenía frente a la ventana.

¿Mi día podría empeorar mas?

¿Me haces un favor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora