V. Mi amor y mi desesperación I

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Wonwoo estaba recuperándose de la gripe, así que, al principio, no notó cambios. Todo era normal, tranquilo y tan excitante como siempre: llamaba a _______ gorda por comer tres waffles para desayunar, ella se vengaba agujereándole los boxers y él respondía metiéndole toda la ropa en el ascensor, mientras ella estaba en la ducha, hasta la ropa de emergencia que guardaba en el armario, para emergencias. No, no había ni un momento de paz en el apartamento de Wonwoo, salvo cuando decidían comportarse como una pareja normal.

En esos días, se olvidaban a propósito de poner el despertador y se quedaban enterrados, bajo las sábanas de la cama, hasta mediodía. El almuerzo se transformaba en el desayuno, requiriendo la colaboración de ambos: Wonwoo hacía los panqueques, freía el tocino y escalfaba los huevos, mientras _______ quemaba las tostadas. Entonces, se enfadaba y gritaba, exclamando que el tostador estaba poseído y que si tuviera un horno eléctrico, como todo el mundo, esas cosas no pasarían. Entonces, él la echaba de la cocina.

Desayunaban en el comedor de las cinco sillas, porque _______ había desmontado la sexta y ninguno de los dos sabía cómo volver a montarla. El hecho de que fueran cinco molestaba a Wonwoo, pero _______ no le dejaba comprar otra silla. Normalmente, en ese momento llegaba la catarsis de sus discusiones matutinas; generalmente discutían tres veces, pero Wonwoo siempre conseguía que llegara una cuarta antes de medianoche, para arreglar las cosas.

La situación era bastante sencilla; si nadie había visto ni al pianista ni a la pelirroja por la mañana ni tenían noticias suyas en torno al mediodía, entonces sabían que era mejor mantenerse lejos del apartamento. Esos días estaban estrictamente reservados para ellos. Las llamadas y mensajes sin importancia quedaban ignorados, las emergencias tenían que esperar hasta el día siguiente, el mundo fuera de aquella casa no existía.

Y _______ habría seguido adelante como siempre hacía, no le habría dado importancia a nada, de no ser por esa mirada de Wonwoo.

En el pasado, esa mirada siempre la había eclipsado. La primera vez que la había visto fue la mañana después de la fiesta de Halloween en la que casi había muerto, antes de besarla suavemente, suficiente para evitar que se asustara, pero con una seguridad total sobre lo que ocurriría después, aceptando sus términos. Él se había apartado de ella y, en lo más profundo de esos ojos negros, ella habia visto el secreto que más tarde le contaría.

El día que le rompió el corazón, vio esa mirada de nuevo; presa del deseo al principio y, después, de la... ¿ira? No... de miedo. Sus palabras fueron frías, pero también temió su reacción... y ella le dio motivos para hacerlo.

A _______ no le importaba nada esa mirada, mientras fuera diluida, distraída y débil. Pero, últimamente, había sido incapaz de mirarle a los ojos. Le giraba la cabeza, se entretenía con algo, empezaba una pelea. Lo que fuera, lo que fuera, con tal de que dejara de mirarla como si le ocultase algo.

Y fue muy difícil hacerlo sin que él se diera cuenta, sobre todo en esos días que pasaban juntos, los dos solos. Una de esas tardes, cuando la gripe, la tos y el malestar habían casi desaparecido, Wonwoo empezó a notar que ocurría algo. Estaba tirada en el sofá, dándole la espalda, tapando el mando de la televisión (había insistido en ver "Juez Judy", a pesar de ser una repetición) y él se detuvo delante de ella.

— ¿Estás bien?— le preguntó.

— Sí, ¿por qué?- le contestó.

Wonwoo dejó de buscar el mando y la miró a la cara. Ésa era la mejor manera de saber si había algo que le molestara, porque siempre escondía sus sentimientos, a pesar de la regla de "no tener secretos" entre ellos. Ella le vio, pestañeó y clavó la mirada en la televisión

— ¿Puedes creértelo? Sigue creyendo que puede hablar cuando quiera. ¿Es que no ha escuchado a la Juez Judy, diciéndole que cerrara la boca? ¡Cállate de una vez, zorra!

| m u s i n g s |  ♡ wonwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora