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Portal número trece, en él descanso sentada. Frente a mi, observo la infinidad del mar, sus olas y su familiar olor. Una niña sale de la heladería que hay a mi derecha cantando una alegre canción sobre los finales felices. Comienza a llover y por fin me siento viva, con las gotas cayendo por mis mejillas. Me centro en la canción de la niña, cerrando los ojos para que su voz me lleve a sus campos de fresa.

De pronto noto que el mar ha callado y las olas rompiendo son inaudibles. Abro los ojos y me encuentro con las paredes de mi habitación, en el hueco que hay al lado de la cómoda. El olor a mar ha desaparecido, lo único que alcanzo a oír son gritos. Y las gotas de lluvia, se han transformado en lágrimas.

MarleneWhere stories live. Discover now