Hola
Tantas veces he intentado iniciar esta carta
intentado escribirte todo aquello por lo que me haces falta.
No trato de engañarte, es más, estoy tirando mis recursos por la borda.
Y me estoy perdiendo en el mar de tus verbos.
Te escribo pensando en explicarte mi amor,
pero tengo claro que jamás llegarás a leer ninguna de estas palabras.
Ninguna de estas estrellas.
Estrellas, como tú.
Quizás ni te das cuenta de que lo eres,
pero el sol alrededor del cual pivota mi vida no se trata de otro que de ti.
Que me quema y me duele y no se percata.
Pero a la vez,
que me ilumina.
Es gracioso que admires a las estrellas cuando tu eres el mejor de los astros.
Cuando me perdería por cada una de tus ideas
y escucharía absolutamente todas tus aventuras.
Explicar lo que sentimos no es algo fácil,
quizás por eso recurro a metáforas.
Que digan por mi todo lo que yo no me atrevo.
En verdad no sé cómo llamar esto.
No debe ser amor,
ya que tú la quieres a ella.
Ocultarlo es mi única opción
y quererte mi utopía.
Sin embargo la diferencia se encuentra entre el debe y el puede.
Porque estos
Pensamientos,
cosquilleos,
mariposas
y locuras
no pueden ser fruto de otra cosa que de tu amor.
Y moriría por solo besar tus labios
y sentir tus brazos alrededor de mi cuerpo.
Moriría por verte
y que por una vez
me vieras.
Declarar el amor no es fácil,
ardua tarea más bien.
Espero que seas capaz de descifrar estás metáforas,
Y adentrarte en el mar de mis palabras
Que comienza en ti y acaba
Que vive en ti y muere.
Que te quiere, y no lo sabes.
