Capítulo 10 | No quiero irme

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—Guasón está como quiere —murmuro sin querer, mientras miro la gran pantalla del cine.

—No es para tanto —responde Christian impasible mientras toma su bebida.

—Si fuera por verlo, hasta yo audiciono para ser un árbol —río ante la idea y Christian niega divertido.

—Vine a ver esta película hace una semana con Mia y Elliot cuando vino de visita. ¿Quieres que te cuente el final? —me giro a él como si del exorcista se tratara mientras ríe.

—Calladito te ves más bonito —sonrío y vuelvo mi vista a la pantalla.

—En cinco minutos terminará —me advierte.

—¡No puede terminar así! —chillo escandalizada.

—Con que más lindo —recalca el «más»—. ¿Te parezco lindo? —lo ignoro con total descaro y me concentro en los dos minutos que quedan de película.

Cuando termina, comienzan a dar los créditos mientras yo prácticamente estoy boquiabierta. No he leído los cómic, pero sin duda la película es igual o mejor que los cómic.

—Vamos por un helado —se levanta de la butaca y yo asiento, aún un poco aturdida.

Cuando me levanto y llegamos al pasillo, Christian me pega a él y me besa la comisura de los labios, dejándome con ganas de más. Pero debo de controlarme.

—Christian, ¿qué jodidos haces? —pregunto intentando apartarlo de mi, pero con una sola de sus manos captura las dos mías y las pone sobre mi cabeza, pegándome a la pared.

—¿Recuerdas tu «soy toda tuya»? —sonríe victorioso mientras deprimo la idea de poner los ojos en blanco.

—No jodas Christian, era un decir, y tenías que arruinar tan bonito momento, no quiero que me beses— vocifero aún entre sus brazos.

—¿No te gusta?—pregunta, mirando sobre mi hombro sin soltarme.

—¿Te gustarían los besos de la mujer que es sumisa de tu padre, el cual está casado y que luego venga a besarte después de besarlo a él? —no responde—. Ahí tienes tu respuesta, Christian — suelto mis manos de un jalón y salgo lo más rápido posible de la sala de cine, saliendo al pasillo que esté lleno de gente a la espera de entrar a una de las siguientes funciones.

Llego al final del pasillo y sin que me vea nadie entro al baño de mujeres, suspirando pesadamente.

No sé por qué me siento tan mal, si fue por el hecho de hablarle así o por que me duele que juegue conmigo cuando no me conoce hace más de dos días y me moleste que sea el sumiso de Elena.

Suspiro pesadamente y entro a uno de los compartimientos y me siento en el inodoro, llevando mis rodillas a mi pecho para abrazarlas.

Cuando ya estoy notablemente mejor, salgo del compartimiento y en los lavamanos me mojo la cara y me la seco. Tomo mi celular a ver si Leila me ha mandado algo y mi sorpresa es mayor cuando me encuentro con 20 llamadas perdidas de Christian.

¿Cómo es que tiene mi numero y como es que en menos de 12 minutos me haya llamado 20 veces?

Me vuelve a entrar una llamada de él y contesto al tercer tono.

Ana, ¿Dónde estás? Te he buscado por todo el cine.

—En el baño, ya salgo —cuelgo y me miro por última vez en el espejo.

Salgo del baño y me siento en el piso, apoyando mis codos sobre mis rodillas y oculto mi rostro en manos, mientras espero a Christian sin importar qué digan o cómo me miren los demás.

Juntos por el Destino: Dulce Tentación | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora