Capítulo 32 | Jugaste con fuego, te quemaste

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Entramos a la casa por la puerta de la cocina que igual está rodeada de gente, con la cual Leila nos tomó una serie de fotos que sin duda serán subidas a las redes sociales de todos. Comenzamos a zigzaguear entre las personas hasta lograr salir de la cocina, repetimos el procedimiento en el pasillo cuando observo a Jeff intentando pasar, pero cuando nos ve, abre los ojos como platos y se acerca rápidamente a nosotras deteniéndonos.

—Ana, nena feliz cumpleaños —me felicita para luego abrazarme tenso de pies a cabeza y que para mi gusto dura mucho tempo. ¿Qué pasa? Él no es así.

—Gracias —sonrío.

—Jeff, tenemos que sacarlos de la habitación de invitados antes que lleguen, las chicas no lo pue... —dice Benjamín desesperado entrando al pasillo, pero cuando sus ojos se conectan con los nuestros palidece y se tensa de pies a cabeza, al igual que Jeff, dejando la frase a medias. Mi ceño se frunce.

—¿Hacer qué? ¿Qué pasa? ¿Y qué no podemos ver? —pregunta Leila intentando ir hacia las habitaciones de invitados donde se escuchan jadeos de sorpresa, pero Benjamín la detiene al igual que Jeff nos detiene a Mia y a mí.

—Ana, no vayas —suplica. Me zafo de su agarre y comienzo a caminar sin importar lo que griten a mis espaldas. Comienzo a pasar por entremedio de la gente intentando no empujar a nadie hasta llegar a la puerta de la habitación, en donde un jadeo ahogado se escapa de mis labios pasando desapercibido para los dos debido al alto volumen de la música y los murmullos de los demás.

Mis ojos se comienzan a cristalizar y siento como mi corazón comienza a desgarrarse lentamente a medida que pasa el tiempo.

—Christian —musito observando como besa a Harley. Acaricia su muslo descubierto lentamente, de arriba a bajo mientras que con la otra mano aprieta su trasero.

Mi respiración comienza a acelerarse de manera descontinua mientras las lágrimas comienzan a desbordar mis ojos quemando a su paso mis mejillas.

—Ana, vámonos —Mia me jala del brazo al igual que Leila mientras todos intentan sacarme de ahí. Cierro fuertemente los ojos y de un tirón me zafo del agarre de las cuatro manos que se encuentran alrededor de mis brazos.

Comienzo a caminar rápidamente hacia la puerta principal soltándome el cabello y limpiando fuertemente mi mejilla con el dorso de mi mano sin importar si me hago daño.

—¡ANA! —escucho el grito desesperado de Jeff y de Benjamín a mis espaldas. De mis labios se escapa un jadeo ahogado mientras me subo al auto seguida de Mia y Leila que no paran de llamarme.

—¡Ana! ¡No puedes conducir así! —dice Leila abriendo la puerta del copiloto mientras que Mia en shock sube rápidamente a los asientos traseros—. Déjame conducir a mí, ¿sí? Te sacaré de aquí —suplica y accedo golpeando fuertemente el manubrio con mi mano para luego cambiarme de asiento bajo la mirada lastimera de todos.

No necesito de su lástima.

Leila cierra la puerta del copiloto y corre al otro lado del auto, entrando rápidamente al asiento del piloto, poniendo el auto en marcha.

—Ana, tranquila —pide Mia con voz temblorosa. No contesto al estar ida en mis pensamientos mientras subo mis piernas al asiento, abrazando fuertemente mis rodillas y oculto mi rostro entre ellas mientras miles de recuerdos inundan mi mente.

Me encanta jugar con fuego sonríe ocultando su rostro en mi cuello mientras lo mordisquea y lo besa. Cierro los ojos soltando un pequeño jadeo al sentir una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, concentrándose... ahí.

Como cada vez que él está cerca.

No soy tú juego, ni con las putas que estás ha acostumbrado a tratar, Grey jadeo intentando quitarlo de encima desde que me besó por primera vez, pero es demasiado fuerte. No logro moverlo ni un solo centímetro.

Juntos por el Destino: Dulce Tentación | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora