Capítulo 16 | Contrato

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Presiono por decimoquinta vez el botón de mando para cambiar de canal y nada, absolutamente nada llama mi atención. Se podría decir que la programación es muy aburrida, o yo estoy muy exigente. Sin contar que no puedo encontrar una posición cómoda, me acuesto de una forma y me da calor, me destapo y me da frío y si saco el pie, me da miedo.

Estoy muy bipolar, cosa que muy, pero muy en el interior me causa gracia. Christian saca lo peor de mí. Me pide ser su novia de la forma más bonita que pude imaginar y ¡pum!, la jode con eso que es dominante de Elena. Pretende que me quede en la cama esperándole con los brazos abiertos a que termine de follarse a mi mamá. De cierta manera no es rabia, estoy dolida. Me siento traicionada y de la peor manera.

Por primera vez en la noche me doy cuenta en verdad que no estoy enfadada, sino triste, agregando el dolor de cabeza. Nunca debí de aceptar esto hasta que terminara ese contrato, lo sabía pero lo dejé estar, y como de costumbre, la única que sufre aquí con esto soy yo.

Mi celular empieza a sonar, veo el identificador y veo que es él. Tomo el celular de mala gana y contesto.

—Ana —no respondo—. Ana, por favor responde. Sé que estas escuchándome.

—¿Qué quieres, Christian? —mi labio comienza a temblar, así que lo muerdo.

—Ana, hablemos, no te enojes.

—No estoy enojada —le interrumpo—. Me siento dolida y traicionada por ti. Necesito y quiero dormir. No me siento bien y de verdad que me duele la cabeza y no me gusta sentirme así, quiero dormir —susurro y cuelgo antes que rompa a llorar.

Odio ser tan débil.

Un toque en la puerta me hace removerme en la cama

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Un toque en la puerta me hace removerme en la cama. Me acomodo, abrazando la almohada, pero vuelven a tocar. Resoplo y desperezándome me levanto de la cama. Camino descalza hacia la puerta, abro y me encuentro a mamá en el marco de la puerta, radiante como siempre.

—Buenos días, Ana —saluda con expresión impasible.

—Buenos días —respondo adormilada y confundida.

—Recuerda que hoy estaremos todo el día en el cuarto de juegos. Te quiero ahí en 10 minutos, los suficientes como para que te despiertes por completo, ¿está bien?

—Esta bien, ya voy —e da media vuelta y desaparece en dirección al cuarto de juegos, mientras yo camino hacia el baño.

Abro la llave del agua y mojo mi cara para despertarme. Me lavo y tomo mi pelo en una coleta para luego ponerme las pantuflas y caminar hacia el cuarto de juegos.

Ni siquiera me he dado cuanta la hora que es. No se escucha ningún ruido y por la luz no deben de ser más de las seis de la mañana.

Una vez llego al cuarto de juegos toco la puerta y no obtengo respuesta, por lo que entro directamente. No veo a mamá por ningún lado, por lo que en la puerta del fondo me quito la pijama, quedando solo en bragas, esperando en mi posición al lado de la puerta hasta que llegue ella.

Juntos por el Destino: Dulce Tentación | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora