Capítulo 20 | Fiesta en lunes

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—¿Quieren ir a una fiesta? —pregunta incrédula, y los cuatro asentimos—. Está bien, hablaré con Elena para que las deje asistir, pero no prometo nada. La pondré en manos libres, así que guarden silencio —toma su celular del bolso y cuando se detiene en el semáforo, le marca, sonando los tonos en todo el auto.

Al tercer tono contesta.

Grace —contesta.

—Elena —la veo sonreír por el espejo retrovisor—. Te llamaba para pedirte permiso por parte de las niñas para que puedan ir a una fiesta hoy —miro de reojo a Christian, que parece muy relajado mientras yo estoy que me consumen los nervios.

¿Una fiesta en Lunes? —eso mismo dije yo, haciéndome por alguna razón sonreír.

—Sí, prometo llevarlas mañana a tu casa después del colegio sanas y salvas. Yo me encargaré de llevarlos a la fiesta y todo lo que haga falta —Elena queda unos minutos en silencio. ¿En verdad lo está considerando?

Está bien, diles que se cuiden y que recuerden lo que les dije en la mañana. Las llamaré más tarde —concede y Leila junto a Mia en silencio, están que comienzan a saltar de felicidad.

—No te preocupes, les diré.

Adiós, Grace.

Adiós, Elena —se corta la llamada.

—¡SÍ! ¡SÍ, JODER! —gritan ambas a todo pulmón, sobresaltando a todos.

—Mía y Leila ¿¡qué es esa clase de vocabulario!? —les regaña Grace con los ojos abiertos como platos mientras yo suelto una risita por lo bajo.

—Lo sentimos —musitan ambas apenadas.

—Se jodieron —dice Christian entre risas.

—¡Christian!

—¿Qué? Yo ya casi cumplo los 18 años, por lo que puedo blasfemar a mi antojo —se defiende alzando ambas manos a la altura de su pecho. Veo por el retrovisor como Grace pone los ojos en blanco y pone el auto en marcha en cuanto el semáforo cambia a verde.

—Estos niños de hoy en día —musita más para sí misma.

—¡Te escuchamos! —reclama Mia con los labios fruncidos.

—Esta niña —molesta divertido a Mía consiguiendo su propósito.

—¡Lo siento hijo de tutankamón, testigo de Jesús, sobreviviente de la primera y segunda guerra mundial! —chilla Mia cabreada. Ese tipo de respuesta es de Leila, por lo que debe de haberlo dicho hace poco.

—Está bien, tú ganas esta vez —concede y Mia sonríe con supremacía al ganarle.

—¡Por Dios! —exclama Grace mientras que yo no puedo dejar de reír.

—¡Por Dios! —exclama Grace mientras que yo no puedo dejar de reír

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Juntos por el Destino: Dulce Tentación | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora