1. Aterrizando en Brasil

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28 de Junio de 2016, en pleno verano y a punto de empezar las competiciones. Se respiraba un aire lleno de nervios, excitación y preocupación en Río de Janeiro, Brasil. Las Olimpiadas darían su comienzo tan solo unos días más tarde, el 5 de agosto, pero poco a poco fueron llegando los atletas de distintos países. Algunos faltaban por llegar, no todos planearon ir el mismo día porque sabían que sería un poco caótico. Los atletas se alojarían todos en un enorme pabellón construido a modo de residencia deportiva. Lo diseñaron por distintas alas donde alojarían por países y deportes a los hombres y mujeres sin distinción de sexos, eso sí, en habitaciones individuales. Cada ala tenía en el piso de arriba sus cuartos, cada pasillo correspondía a los países correspondientes, y abajo había un enorme comedor con buffet y un enorme gimnasio. También había una sala con una especie de balneario y aunque no era nada pequeña ya que incluía una piscina con jacuzzi, hamacas con burbujas, cascadas de presión fuerte para los músculos y demás, también había una sauna, un baño turco y un espacio con camillas para masajes.

Aquella enorme residencia la habían construido en medio de las cuatro zonas donde se llevarían a cabo las distintas competiciones y disciplinas, allí se recogían a los atletas en bus y se les llevaba a sus respectivos lugares de competición.

Algunos competidores ya estaban instalados, pero acababa de llegar la legión de atletas chinos y, como cada vez que desembarcaba allí un país, había mucho barullo y un lío enorme de gente hablando, gritando, sacando fotos y tratando de organizar. Era temprano por la mañana, ya había sido la hora del desayuno y los que ya se habían instalado tenían que entrenar, así que practicaban en los gimnasios.

Y justo en todo ese lío de gente estaba Jackson con su gorra, su maleta y su móvil, sentadito en un sillón sin armar ningún jaleo, poco propio de él en una situación normal, pero sabía cómo comportarse en cada momento por egocéntrico que fuera. Cuando al fin le dijeron que debía ir al ala E de las instalaciones y que allí le darían su habitación, agradeció en inglés y se marchó en la dirección que indicaban los carteles con sus compañeros de esgrima. Iban junto a ellos otros chicos chinos, no se conocían entre sí, pero se hospedarían juntos porque pertenecían a la sección de "Lucha", en la que estaban incluidos los de esgrima, taekwondo, lucha, judo... y cualquier deporte que implicase darse de hostias o meter puntos a base de golpes o estocadas. Jackson tenía una habitación con número par, en la calle de habitaciones con el original nombre de "China". A él le había tocado la número 20.

Se instaló rápido, dejó su maleta en la entrada y salió para ir a comer, habían estado toda la mañana esperando a que se organizaran y ya iba teniendo hambre.

Bajó al comedor pensando que sería el primero de los chinos en llegar pero se encontró con otro donde estaban las bebidas con autoservicio. Se acercó a él y le empezó a hablar en chino.

-¡Hola! Pensaba que yo era el más rápido instalándome pero veo que hay alguien que no debió traer ni la maleta... ¿Dónde pedimos la comida? ¿Solo cogemos la bandeja y nos echamos lo que queramos?

El otro chico, alto y esbelto con rasgos claramente orientales, había entendido perfectamente cada palabra que pronunció el chico. Pero no le respondió en el mismo idioma sino en inglés.

-Puedes coger la bandeja en esa balda y echarte lo que quieras.

Todo lo que el chico era de guapo, lo era de callado. Con aquella angelical cara perfecta de modelo la verdad no importaba si hablaba mucho o poco, cualquier mujer o hombre homosexual podría quedarse mirándolo embobado por un largo rato, pero no pasaba así con Jackson, heterosexual y playboy número uno en china. Y entendía inglés.

-Oh que buena pronunciación tienes... ¿Practicando eh? –le respondió en inglés alzando sus cejas algo juguetonas, gesto que el más alto no entendió, y luego volvió a hablar en chino. –Me llamo Jackson y creo que el resto tardarán un poco en bajar, si quieres nos sentamos juntos en una mesa y que se unan los que vayan viniendo.

See the light (MARKSON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora